Austeridad al límite
El gobernador Sergio Uñac vigila obsesivamente que los intendentes administren sin derroches. El fracaso de cualquiera de ellos terminará impactando en las cuentas provinciales.
Para transformar San Juan hay que transformar los 19 departamentos. Lo dijo el propio gobernador Sergio Uñac el viernes pasado, en un contexto muy particular. Fue en la inauguración del asfalto en la calle 21 de febrero, en Santa Lucía. En la ocasión, el pocitano compartió escenario con el intendente y líder opositor Marcelo Orrego. Si el cuidado provincial llega hasta los municipios gobernados por otros partidos, con los peronistas la mirada se puede tornar obsesiva.
Sabe el gobernador que el fracaso de cualquiera de sus caciques departamentales terminará complicando la gestión provincial indefectiblemente. En primer término, porque llegado el momento del quebranto, el auxilio económico tendrá que venir del Ministerio de Hacienda. En segundo lugar, porque los intendentes son el primer cerco de contención de la gente y tienen en sus manos el poder de generar bienestar o fastidio, sensaciones que fácilmente se contagian hacia el resto de los estamentos oficiales sin distinción.
No parece casual que en los municipios oficialistas donde hay jefes comunales mejor valorados, es donde mejor le va también al gobernador. Hay poco misterio por develar en este sentido. Está todo más o menos dicho y escrito desde que la política es política y desde que las autoridades son elegidas por el voto popular. Ya lo afirmó un alto funcionario uñaquista: el capital suyo se mide en votos.
En este plan, Uñac concentró a todos -o casi todos- los intendentes salientes y entrantes en un almuerzo multitudinario el pasado sábado en Casa de Gobierno, al que también se sumaron el vicegobernador actual Marcelo Lima y el electo, Roberto Gattoni. La reunión fue coronada con una foto de conjunto, donde la única mujer, en posición central y protagónica, fue la caucetera Romina Rosas.
El mensaje insistente de ese encuentro, según coincidieron las fuentes, fue precisamente el de administrar con austeridad. Es decir, redireccionar el gasto para volverlo eficiente, sin caer en la tentación de de las grandes ostentaciones o la devolución de favores políticos a fuerza de contratos y pasantías, por ejemplo.
Como nunca antes, los intendentes tienen autonomía para gestionar, por la plena vigencia de la Ley de Coparticipación Municipal. Sin embargo, este régimen que gatilla recursos automáticamente, contiene una serie de responsabilidades fiscales. La provincia nunca se aparatará de esa auditoría permanente de los números comunales, para evitar sorpresas cuando la situación se haya salido de control.
El intendente electo de Rawson, el giojista Rubén García, lo definió materialmente ayer en Banda Ancha. Para él, desde el 10 de diciembre la austeridad significará ahorrar en infraestructura, deporte y cultura. Aclaró que esto no significa dejar de lado las políticas que se vinieron desarrollando durante la gestión de Juan Carlos Gioja, pero claramente habrá una disminución de recursos en esas áreas para fortalecer las obras de saneamiento cloacal.
Subyace a toda esta consigna de austeridad, la certeza de que el 10 de diciembre no habrá una recuperación milagrosa de la economía argentina hundida en la recesión y con una inflación incontenible que cerrará 2019 bastante por encima del 50% acumulado. Sin embargo, con el cambio de gobierno nacional, los intendentes peronistas, como el gobernador Uñac, estarán llamados a apoyar al presidente Alberto Fernández en las malas.
Despotricar contra el gobierno nacional ya no estará a mano en el discurso del oficialismo sanjuanino. Habrá seguramente muchos análisis a puertas cerradas y mensajes cuidados hacia afuera, conscientes de que la reactivación puede ser lenta. Y que 2020 se asoma amenazante por los vencimientos de deuda heredada de los cuatro años de Cambiemos.
Los fondos no serán abundantes y las necesidades sociales, particularmente de los sectores más vulnerables, seguirán en ascenso. Cuánto tiempo más se extenderá esta combinación incómoda, todavía es un misterio. De hecho, todavía se desconoce quién se hará cargo del área económica del futuro presidente de la Nación. Entonces, para los intendentes sanjuaninos el mandato parece muy claro. Austeridad al límite.
JAQUE MATE