Excepto aquella vez en que Juan Domingo Perón convenció a Federico Cantoni para ser su embajador argentino en Moscú, en el resto del siglo XX bloquistas y justicialistas se enfrentaron a cara de perro en San Juan. Es un dato bastante conocido por los que peinan canas, pero posiblemente no sea tan evidente para los veinteañeros. 

Ambos partidos funcionaron en perfecta sociedad desde el 2003 hasta esta parte. Como viene la historia, los lazos están más sólidos que nunca y, más allá de algún berrinche disidente interno, irán a las urnas en la misma boleta este año.

No es un dato novedoso, para aquel que medianamente viene siguiendo la dinámica local. Pero resulta muy interesante desmenuzar las razones por las que el bloquismo sigue aferrado al justicialismo y viceversa: por qué el PJ le sigue dando un lugar especial a su histórico rival, con quien se disputaron y se repartieron el poder en la provincia década tras década.

El bloquismo y los bloquistas hicieron del pragmatismo un arte. Encontraron los alineamientos nacionales de ocasión para sostenerse en el poder y derrotar aquí en la provincia incluso a los candidatos patrocinados desde Buenos Aires. Eran otros tiempos y el partido de la estrella, además de tener una buena consideración en el votante promedio, tenía una conducción fuerte en la figura de Don Leopoldo Bravo.

Con el ocaso del caudillo vino también la penumbra para el movimiento centenario fundado por 'los machos Cantoni'. En las paredes apareció el graffiti lapidario: 'Sanjuaninos, el bloquismo no debe volver jamás'. En 1999 el heredero, Leopoldo Alfredo Bravo, fue uno de los armadores de la Alianza. En conjunto con Cruzada Renovadora, la UCR y otros partidos como el Frepaso, derrotaron al PJ del otrora imbatible Jorge Alberto Escobar.

Pero la Alianza tuvo el final que todos conocen. Ya convertido en diplomático en la embajada rusa, en 2003 Bravo llevó a su militancia junto con José Luis Gioja para apoyar a Néstor Kirchner. Mientras tanto, Enrique Conti cantaba '¡que vuelva Carlos!' en La Rioja. Y Wbaldino Acosta ratificaba su simpatía por Ricardo López Murphy.

Tras la victoria del santacruceño, el bloquismo resolvió orgánicamente encolumnarse detrás del Frente para la Victoria. Pero no todos quedaron satisfechos. Entonces ocurrió la diáspora. La fractura. Surgieron los disidentes que buscaron cobijo en otros espacios. Incluso acompañaron a Mauricio Macri en 2015, a través del armado de Roberto Basualdo. Ahí estuvieron Conti, César Aguilar, Alejandro Bravo y otros.

Con la caída en desgracia del macrismo, los disidentes quedaron bastante magullados. Tras la renovación de la conducción bloquista, muchos de los rebeldes regresaron al Comité Central de calle Mitre. Lo hicieron con la consigna de recuperar la autonomía perdida. Pero eso no sucederá en esta oportunidad.

El propio Luis Rueda lo dejó absolutamente claro este martes en vivo en Banda Ancha. 'Este ha sido un proyecto que le ha hecho muy bien a San Juan', dijo el pocitano que acompaña a Uñac desde 2011 en la Legislatura. 'Será lo que apruebe la mayoría lo que tengan que acompañar', advirtió el nuevo líder bloquista. Sabe que puede operar para construir el número que necesita. Los que están en minoría también pueden olfatear lo que viene.

Entre los más distantes del PJ y del kirchnerismo está Laura Adámoli. Tampoco fue una militante feroz en contra del Frente de Todos, es verdad. Esa cualidad le deja abierta una chance para integrar la lista de diputados nacionales en nombre del bloquismo. Rueda habló de ella en Banda Ancha.

Para el peronismo que conduce Sergio Uñac, cuidar el pacto con el bloquismo le permite, de mínima, seguir contando con el voto de Graciela Caselles en la Cámara de Diputados de Nación. El amague de ruptura que hizo la caucetera el año pasado en el fragor de la interna terminó en un pedido públio del gobernador para que se quedara. Tiene mandato en el Congreso hasta 2023.

Uñac entendió también que el bloquismo afuera del Frente de Todos iría directamente a trabajar con la oposición. En un escenario agrietado y polarizado, cada poroto que se pase de bando cuenta. Es tan sencillo como eso, aunque algunos peronistas todavía protestan entre dientes por tener que compartir espacios con sus rivales de antaño.

El entendimiento justicialista-bloquista no durará para siempre. Sí tiene por delante varios años más de continuidad. Pero llegará el momento en que los caminos se separen. Lo pidió Caselles el año pasado y el propio Rueda está alentando a sus jóvenes para ganar territorialidad en los departamentos. Sin referentes fuertes en los municipios, no hay proyecto provincial posible. Sin candidatos competitivos, no hay horizonte.

Mientras Uñac siga a la cabeza del proyecto, Rueda estará a su lado. Cuando Uñac ya no pueda, tal vez llegue la hora de barajar y dar de nuevo.


JAQUE MATE