Cristina, con la nariz tapada
La senadora sanjuanina, como buena parte del peronismo, se encuentra en un dilema. Votar el acuerdo con el FMI parece la única salida antes que caer en default. Pero el costo político será inevitable.
Walberto Allende dijo hablar en nombre propio, en nombre de la diputada Graciela Caselles y en nombre de la diputada Fabiola Aubone, el pasado jueves en la histórica sesión por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Con expresión de pesar, el sanjuanino sinceró el sentimiento de los tres. Reconoció que para ninguno de ellos este acuerdo era el mejor. Sin embargo, era lo posible en este momento. Entonces, al mal paso darle prisa. Si la alternativa era caer en default, eso implicaba que no había alternativa. El clima de duelo se trasladó al Senado.
Lo blanqueó como nunca antes la albardonera Cristina López, este lunes en Banda Ancha, a sabiendas de que el asunto tendrá un trámite exprés y ella votará a favor aunque le resulte indigerible. Con la nariz tapada, acompañará el proyecto. Consciente de que tendrá un alto costo político para el Frente de Todos. Será interesante desmenuzar cada hebra de ese impacto, hacia adentro y hacia afuera de la coalición gobernante.
Por supuesto la Cristina sanjuanina se acopló al ayudamemoria sobre el origen de la deuda. Recordó que el compromiso fue contraído por el gobierno anterior y que el propio Fondo Monetario reconoció que rompió todos sus límites, al borde de la grosería. Sin embargo todo eso quedará en el anecdotario. Para el ciudadano común, el sanjuanino de a pie, las urgencias cotidianas siempre serán mucho más gravitantes que la disquisición fina sobre quién tuvo la culpa. La gente quiere vivir en paz. Y con semejantes niveles de inflación eso es sencillamente imposible. Tan simple, tan obvio. Tan difícil de resolver al mismo tiempo.
Cristina, la sanjuanina, también puntualizó que la deuda histórica contraída por Mauricio Macri y Cambiemos con el FMI no se tradujo en inversiones ni en obra pública. Simplemente fue para 'salvar bancos'. Para 'fugarse'. No, no lo dijo la vicepresidenta de la Nación sino la albardonera, contrariada por la votación inminente que sucederá esta semana.
Al justicialismo en pleno le cae como mazazo la acusación de la izquierda y de buena parte de la sociedad acerca de estar legitimando la deuda tomada por Macri. Por ese motivo La Cámpora que lidera Máximo Kirchner y amadrina Cristina, la vicepresidenta, intentó hacerse a un lado de la responsabilidad histórica por votar favorablemente un acuerdo que tendrá consecuencias.
'Convengamos que el Fondo Monetario no es una institución de caridad. Es una organización que no está dispuesta a perder', prosiguió Cristina, la albardonera, este lunes en Banda Ancha. Fue cuando asumió que 'esto trae un costo político alto, nos guste o no'.
Admitió, no obstante que el país está en un callejón sin salida. Que peor sería caer en default porque eso implicaría quedar aislados de los mercados. Curiosamente o no tanto, fueron palabras calcadas a las de Roberto Basualdo, el senador sanjuanino de Juntos por el Cambio que también habló este lunes en Banda Ancha. La coincidencia fue la síntesis del momento. El peronismo albertista y la oposición macrista-radical confluyeron e hicieron posible el acuerdo con el FMI.
Pero el costo político recaerá fundamentalmente en el gobierno de turno. Cristina, la sanjuanina, fue enfática al respecto. Hacia el interior del Frente de Todos, las fisuras se hicieron visibles. Todo el disimulo sostenido en los dos primeros años de gestión salieron a la luz en el debate por el acuerdo con el Fondo.
'Que cada tres meses nos estén auditando, todo eso es como una cierta intervención en nuestra economía', dijo Cristina, la sanjuanina, con el mismo tono de duelo que usó Allende en el recinto de Diputados.
'Por supuesto que hay un costo político que pagamos nosotros porque firmamos este acuerdo. Y ahora dependemos del crecimiento de la economía para poder empezar un ciclo más favorable', admitió la senadora albardonera. Dicho en otras palabras, hay plena consciencia de que los tiempos se agotan. Que la tolerancia social está en el límite. Que la recuperación por ahora solo se registra en algunos sectores, fundamentalmente los exportadores. Que la balanza comercial empieza a mostrar signos de reactivación. Pero mientras eso no llegue al bolsillo del ciudadano común, no habrá PowerPoint capaz de mitigar el desencanto. O la bronca por lo que no fue.
El costo político tiene una dimensión local también. La suerte electoral del gobierno de Sergio Uñac, de una o de otra manera, también se verá impactada por la suerte de Alberto Fernández. Si el clima económico mejora, si el acuerdo con el Fondo que parece intragable, indigerible, alivia el presente, los oficialismos podrán llegar mejor ubicados a 2023. Pero si la recuperación se demora mucho más, el desafío electoral será doble para todos los que pretendan continuidad.
Nuevamente la estrategia uñaquista será provincializar. Exhibir a San Juan como una isla que logró mantener el pago de salarios inalterado, con actualización por encima de la inflación, con asistencia del Estado para estimular la producción, con una fuerte inyección de obra pública gracias a recursos locales y también a la colaboración de Alberto y sus ministros. La correspondencia política, igualmente, hará pesar la suerte del gobierno nacional sobre las espaldas del gobierno provincial.
A todo eso se refirió Cristina, la sanjuanina, cada vez que habló del costo político de este acuerdo con el FMI. También a la ruptura inminente de la coalición. La senadora albardonera quiso confiar en que todo será un impasse. Que finalmente se podrá suturar la herida. Y que así, remendados, puedan seguir adelante. Que caer en el default de ninguna manera era garantía de ganar una elección. Que a veces hace falta actuar, incluso con la nariz tapada.
JAQUE MATE