De no mediar ningún contratiempo, Sergio Uñac volverá a mostrarse al lado de Emilio Baistrocchi este jueves. Será en la inauguración de un paseo en el Barrio Uruguay, en el extremo norte de Capital. Será la tercera vez en un lapso de 30 días que el gobernador acompañe al intendente, en un ¿sutil? señalamiento de pertenencia, cuando empiezan a brotar las rivalidades internas para el 2023.

El barrio Uruguay es una zona urgida de presencia del Estado. La obra urbanística tiene alto sentido social en ese vecindario del Concepción profundo. Es, por lo tanto, un guiño al peronismo clásico. Una oportunidad para fidelizar a las bases, la maquinaria justicialista. Esa estructura debería corresponderle naturalmente al intendente de turno. Pero hay antecedentes de lo contrario.

En 2019, sin ir más lejos, Franco Aranda sufrió la retirada de las juntas departamentales cuando apareció en escena Baistrocchi como retador interno para las primarias, sobre la hora del cierre de listas. Hoy le toca al actual jefe comunal revalidar pergaminos para evitar la fuga.

Como ya se ha dicho y escrito en esta columna, hay un debate no resuelto acerca de la importancia o la intrascendencia del aparato partidario en una elección. Sobre todo en un distrito como Capital, donde difícilmente pueda hablarse de voto cautivo. Podría decirse, no obstante, que aunque el aparato no garantice ganar, siempre ayudará a construir la victoria. Mejor tenerlo a favor que en contra. En eso habrá amplia coincidencia.

No es un aspecto que le resulte indiferente a Baistrocchi y su círculo más cercano. El foco está puesto en la gestión, sí. Pero hay también un ojo vigilante sobre lo que sucede en la arena del peronismo. Ahí es donde cuentan los gestos como el de este jueves.

Es cierto que el PJ tendrá una parada difícil el año que viene en Capital, fundamentalmente en el 'Eje Libertador' -derecho de autor de Sebastián Saharrea- por la influencia de Santa Lucía y Rivadavia, los bastiones de Juntos por el Cambio. Pero hay otro eje que el justicialismo hará pesar el año que viene y es el que corre de norte a sur, entre Chimbas y Rawson. Allí, en Concepción, en Trinidad y en Villa del Carril, el voto peronista siempre se hizo fuerte. La intensidad de ese apoyo permitió ganar las intendencias.

Baistrocchi cuenta con esa periferia para neutralizar la avanzada de Juntos por el Cambio. Allí irá Uñac precisamente este jueves. Para el peronismo que está buscando alguna coordenada, será una indicación bastante precisa.

El gobernador ya acompañó al intendente a una inauguración parecida en Villa Carolina. Pero también estuvieron juntos en el corte de cintas de la renovada sede de la Cámara Argentina de la Construcción. Ese abrazo delante del empresariado el pasado jueves 13 de octubre estuvo acompañado por un mensaje explícito. Uñac se refirió a Baistrocchi como un integrante nítido de su equipo, parte del proyecto provincial. O uñaquismo de paladar negro.

En el contexto de la nueva Ley de Lemas o Sistema de Participación Amplia y Democrática (SIPAD), aparecerán muchos retadores internos en Capital. Uñac no abandonará al Asesor Letrado de Gobierno, Carlos Lorenzo, tampoco, porque al Frente de Todos le servirá siempre la sumatoria de cuanto candidato aparezca. Por eso Baistrocchi y los suyos cuentan con estos gestos sutiles en el arranque, para evitar confusiones más adelante.

En el oficialismo también esperan que aparezca eventualmente Leonardo Gioja con el sello de la corriente Lealtad Justicialista. Y algún bloquista como Graciela Caselles. Todos y todas dentro del mismo abanico. El 'fuego amigo' será inevitable. La disputa por el territorio tensará las relaciones.

Algo de eso se vio el lunes pasado en Banda Ancha, cuando Caselles tuvo duras declaraciones hacia Baistrocchi. La diputada nacional se declaró 'dolida' por el modo en que se modificó el régimen de los trabajadores municipales que había dejado su hermano Javier. Incluso habló de 'persecución' hacia su marido, que es empleado en Capital. Nadie salió a contestarle, a pesar de los intentos periodísticos por ofrecer el derecho a réplica.

Baistrocchi resolvió no reaccionar en esta ocasión. No es tiempo de subir a nadie al ring. Puede advertirse una suerte de espejo de la estrategia que empezó a mostrar Uñac el 17 de octubre en el acto central del Día de la Lealtad.

En el PJ de calle 25 de Mayo, el gobernador habló de unidad. Reivindicó el proyecto de provincia que empezó en el año 2003 con José Luis Gioja, aunque sin mencionarlo. Y apuntó a Juntos por el Cambio. Ese será el objetivo de Baistrocchi también. El rival en 2023 estará afuera. Y vendrá con el sello amarillo.

En Capital tienen encuestas que indican que el intendente arranca con una fuerte ventaja por encima de cualquier otro contendiente interno. Por lo tanto no entra en el GPS colisionar con ningún compañero justicialista o correligionario bloquista. Que digan, que hagan, que se alboroten. La decisión es no cruzar a nadie en particular. Al menos esa será la receta por ahora. Habrá que evaluar más adelante la tolerancia o la indiferencia del intendente cuando suba el calibre de los discursos. Eventualmente sucederá.

Naturalmente habrá ebullición interna. Las declaraciones de Caselles movieron el avispero y no faltaron entusiastas que le reclamen a Baistrocchi que alguien salga a contestar. Pero no pasará. Puede colarse por ahí alguna respuesta tangencial de algún funcionario muy cercano al intendente. Nada más.

La respuesta quedará implícita este jueves, con la presencia de Uñac y el señalamiento de pertenencia. Fundamentalmente el reconocimiento de la conducción provincial hacia la conducción política del distrito. Con eso debería alcanzar para cuidar los buenos modales y contener el fuego amigo.


JAQUE MATE