Primero fue el 31 de marzo. Luego, el 13 de abril. Más tarde, el 26 de abril. Como cada vez que se aproxima una de las fechas finales de la cuarentena interminable, nuevamente pululan en los medios porteños versiones emanadas de la Quinta de Olivos acerca de lo que puede suceder. En esta ocasión, con el interés puesto en la cuarta etapa que Argentina tiene por delante.

Hay bastante consenso acerca de que la cuarentena seguirá el próximo lunes. El propio presidente Alberto Fernández lo dijo con bastante claridad el Viernes Santo, cuando invitó a la población a "volver a hablar" el domingo 26. La expectativa, entonces, estará puesta en qué tipo de flexibilidades se sumarán luego de esta semana piloto, en la que nuevos permisos se extendieron.

Aparentemente la experiencia ha sido exitosa. Nada se salió de control y hasta podría afirmarse que hay menos personas en el microcentro sanjuanino, debido a que se abrieron todas las bocas de cobro de servicios en cada rincón de la provincia. Quedaron menos motivos para subirse al colectivo.

A la primera certeza, acerca de la extensión de la cuarentena administrada, se sumaría otra posibilidad: que sigan incorporándose actividades en la lista de los permitidos por el comité de emergencia sanitaria. En este aspecto, según los trascendidos publicados por la prensa nacional, San Juan puede correr con ventaja.

Nación evaluará a cada distrito por separado, esa es otra de las sutiles diferencias que podrían venir el lunes próximo. Es una paradoja. Todo aquello que postergó a San Juan en el concierto de las provincias, hoy se convierte en un abanico de atributos para enfrentar al Covid-19. 

Según publicó Clarín, Alberto Fernández y su equipo de especialistas tendrán en cuenta cuatro parámetros para valorar las autorizaciones por jurisdicción, de acuerdo a sus características poblacionales y económicas.

El primer criterio será, lógicamente, la situación epidemiológica. Con dos casos importados y ya curados, San Juan sigue sin circulación viral comunitaria. Es decir, sin contagios, a diferencia de lo que está sucediendo en Ciudad de Buenos Aires, Conurbano Bonaerense, algunas ciudades de Santa Fe, Córdoba, Chaco y Tierra del Fuego.

El segundo criterio será el nivel de concentración de población. Claramente, habrá mayor riesgo y menor posibilidad de control mientras mayor sea la cantidad de habitantes. Punto a favor para las ciudades más chicas, que podrán ganar flexibilidad mucho antes que las grandes metrópolis argentinas. El San Juan del millón de habitantes es todavía una proyección. Queda tiempo todavía para que la provincia continúe en el lote de las pequeñas. Y por primera vez, es una excelente noticia.

El tercer criterio será la conexión con otras ciudades. No volverá el transporte de pasajeros de larga distancia, pero igualmente sería más difícil controlar la transmisión viral entre dos asentamientos poblacionales muy cercanos. La ciudad de San Juan se encuentra a tan solo 160 kilómetros de la Ciudad de Mendoza, la más importante de Cuyo por dimensiones. Pero esa vergonzosa Ruta 40, víctima de una interminable cadena de promesas incumplidas, hoy se convierte en el principal aliado. Es fácil de controlar.

El cuarto criterio será el nivel de actividad económica y comercial. Preocupa la concentración y la circulación de empleados y potenciales clientes. San Juan no tiene un cordón industrial como el de otros grandes conglomerados. Por lo tanto, tampoco tiene esa realidad de muchedumbre. En esta circunstancia excepcional, mientras más pequeña sea la dimensión, más fácilmente se podrá controlar. Y más pronto volverá el funcionamiento.

Queda cuarentena para rato. No será igual que la transcurrida hasta este momento, pero seguirá extendiéndose unos tres meses más, hasta julio o agosto, según manifestó el ministro de Salud porteño Fernán Quiróz. En este contexto, San Juan podría salir favorecida por su tamaño, por su posición geográfica de punta de rieles, por su falta de vuelos diarios, por su paso fronterizo agreste, por su floja conectividad rutera carente de autovías, por su población todavía discreta en cantidad. Porque somos pocos y todavía queda mucho territorio para habitar.

Todo aquello que en tiempos ordinarios parecía deseable hoy se volvió peligroso. La oportunidad podría sonreir a los sanjuaninos, sin sentirse el último orejón del tarro.


JAQUE MATE