El choque de planetas que está sucediendo en Juntos por el Cambio a nivel nacional logró eclipsar transitoriamente la otra interna feroz, mal disimulada, que transita el Frente de Todos. Las tensiones son directamente proporcionales a la proximidad de la definición de candidaturas. En apenas una semana habrá que cerrar alianzas y diez días después, presentar listas para presidente y vice, senadores y diputados nacionales. Como todo evento político de esta escala astronómica, su impacto se siente también aquí en San Juan.

Luego del fracaso de la cumbre cambiemita del lunes, Horacio Rodríguez Larreta convocó a una reunión del Consejo Nacional del PRO para forzar la incorporación del cordobés Juan Schiaretti, a sabiendas de que eso provocaría la ruptura definitiva con Patricia Bullrich y su padrino político, Mauricio Macri

Los sanjuaninos liderados por Marcelo Orrego seguirán silbando bajito, estirando lo más que puedan cualquier tipo de definición. Quedar bien con todos parece inviable a esta altura. Jugarse por las palomas será enfrentarse con los halcones y viceversa. Más incómodo imposible. Ocho días después de inscribir listas para el Congreso y de optar por un candidato presidencial habrá que votar por gobernador y vice.

La ola nacional que prometía traer solo beneficios para la oposición vendrá acompañada también por efectos colaterales. Más que nunca, Orrego podría apostar por provincializar su estrategia todo cuanto fuera posible. Pero los calendarios se superpusieron y los coletazos porteños llegarán de una u otra manera.

No le va mucho mejor al Frente de Todos, aunque tenga una notable discreción para mantener la disputa en el subsuelo, sin exhibirla tan abiertamente como Juntos por el Cambio. Mientras Cristina Fernández de Kirchner aboga por darle paso a 'los hijos de la generación diezmada', en una referencia directa al camporista Wado De Pedro, Alberto Fernández opera a favor de Daniel Scioli.

En el medio siguen dando vueltas Agustín Rossi y Juan Grabois, quienes también lanzaron precandidaturas aunque parezcan satelitales. Sin ofender. Así como el contador está en cuenta regresiva para Orrego, también lo está para Sergio Uñac. Este martes se instaló en la Ciudad Autónoma para confluir con sus pares peronistas de otras provincias durante 48 horas. Su intención es tallar en la estrategia nacional que por momentos parece haber dejado afuera a los gobernadores.

Es toda una curiosidad, porque en un escenario de tercios y con techos de no más de 30 puntos -según definió la propia CFK- el aporte territorial de los caciques provincianos seguramente será estratégico para aspirar a conservar el poder. Mucho más para garantizar gobernabilidad a partir del 10 de diciembre.

Uñac parece tener un pie en cada sector, por las dudas. Es amigo de Scioli. El jueves pasado su ministro de la Producción, Ariel Lucero, recibió al embajador argentino en la Casa De San Juan en Buenos Aires para agilizar la exportación de pasas. ¿Hubo un anuncio concreto? No por ahora. Pero el encuentro tuvo un nivel de difusión institucional con indisimulado interés político. Quedó plasmada la cercanía.

El jueves 1 de junio Ariel Lucero recibió a Daniel Scioli en la Casa de SJ en Buenos Aires

Scioli está urgido de atar apoyos provinciales. Uñac no le ha prometido nada todavía. Mientras tanto, el sábado pasado Wado le mandó saludos al gobernador sanjuanino a través del diputado del Frente Grande, Horacio Quiroga. El legislador kirchnerista le hizo llegar el mensaje el lunes por la tarde, en ocasión de la presentación de la fórmula Rubén Uñac-Cristian Andino. 

El sábado pasado Horacio Quiroga (al centro) estuvo con Wado De Pedro en Buenos Aires

El ministro de Economía, Sergio Massa, sintonizó bien con Máximo Kirchner y, lógicamente, con Cristina. Están pidiéndole a Alberto que desarme la interna, porque no son tiempos de confrontación. La inflación y la volatilidad cambiaria no admiten más berrinches dentro del oficialismo. Para tranquilizar a los mercados, primero habría que tranquilizar a la política. Pero en la Quinta de Olivos el plan es otro y así lo hizo saber Scioli. No se baja nada. El que quiera competir, que se anote también.

Ante la inflexibilidad del albertismo, Massa amaga con retirar al Frente Renovador de la coalición oficialista, según publicó el sitio especializado La Política Online. En San Juan, Franco Aranda espera la señal para acatar el mandato. Si hay que romper, se rompe. Por ahora es una alternativa poco probable, pero faltan apenas siete días para sellar la nueva alianza.

En Banda Ancha, el diputado Quiroga dijo que Uñac es consciente de que sin Cristina no se puede. Que el voto duro de Ella es una de las bases para construir una alternativa suficientemente competitiva. Para el gobernador, darle la espalda al kirchnerismo es impensable. ¿Y a Alberto sí? Difícil responder esta pregunta, faltando unos siete meses para llevar a término la gestión. Enfrentarse con la Casa Rosada nunca fue ni será opción.

Entonces, como Orrego, Uñac también tendrá que terminar definiéndose. Tiene a su favor su pertenencia al tándem de los gobernadores peronistas. Esa liga juega en grupo y hará valer su poderío territorial. Si Cristina tiene su voto duro, si Alberto tiene la lapicera, los gobernadores tienen el despliegue distrital. En un segundo escalón, también los intendentes. De esto se hablará este miércoles en el CFI.

Todo esto que está sucediendo desordenadamente, embarra todavía más el comicio histórico, sin precedentes, por la Gobernación de San Juan. Tanto al oficialismo como a la oposición les llega la onda expansiva de la explosión nacional. O, como dice la sabiduría popular: éramos pocos y parió la abuela.


JAQUE MATE