Cristina quedó al mando del Partido Justicialista y su liderazgo derribó incluso las barreras internas que algunos se atrevieron a plantear, camuflados detrás de Ricardo Quintela. Para los fervientes admiradores, fue la señal esperada. Interpretaron que la Jefa está preparándose para volver a la Casa Rosada en 2027. Para los detractores, fue una señal de alerta. Todo está sucediendo en el interior del movimiento.

Por eso el presidente del Congreso Provincial del PJ en San Juan, Ariel Palma, se esmeró en bajarle la gravedad al asunto. Una gravedad que, por cierto, está y no se puede ocultar. 'Que la gente no se preocupe, porque esto es una cuestión partidaria', dijo el dirigente que ascendió bajo el ala de Emilio Baistrocchi y decidió quedarse cuando el ex intendente abrió rancho aparte.

Mencionar el hilo de Palma con Baistrocchi es imprescindible para este análisis. No porque se extienda ese vínculo hasta el presente. Esa relación ya no existe. Sin embargo, el antecedente desnuda la procedencia política de Palma, que es la de muchos otros de su generación: nunca se consideraron kirchneristas. Mucho menos cristinistas.

Tener que responder a Cristina hoy los pone en un lugar incómodo. La verticalidad los obliga a comportarse. Pero la historia les impide disfrazarse de camporistas. No lo son. Como no lo fueron Sergio Uñac ni José Luis Gioja.

Uñac le entregó la banca femenina por San Juan para el Senado a La Cámpora, en la figura de Celeste Giménez. Fue un gesto importante, de parte del entonces gobernador. Fue doblemente valioso, viniendo de un jefe territorial que nunca se entendió con el ala dura del kirchnerismo y, en la disputa con Alberto Fernández, siempre estuvo del lado del presidente.

Pero eso es pasado. Con Alberto en caída, Uñac entendió que Cristina seguiría siendo una de las interlocutoras imprescindibles del peronismo. No se equivocó. Su apuesta con Giménez fue certera. Hoy La Cámpora se lo reconoce.

El correlato de esta breve historia se plasmó en la lista de CFK para conducir el PJ. Uñac entró en la nueva conformación partidaria, mucho antes que Gioja, que también está.

Gioja tampoco fue un devoto cristinista durante sus años de gobernador. Se llevó mejor con Néstor que con Ella. Pero logró entenderse. Fortalecieron lazos gracias a Mauricio Macri. Ese periodo entre 2015 y 2019 fue clave. El Flaco quedó al frente del PJ y fue artífice del regreso de Cristina al partido, luego de su ruptura transitoria con el sello de Unión por la Patria.

Una cosa es que Uñac y Gioja estén en la lista de CFK. Otra muy distinta es que el uñaquismo y el giojismo se encolumne ciegamente detrás de la presidenta partidaria. Ya lo plantearon abiertamente en Banda Ancha el diputado nacional Walberto Allende y el parlamentario del Mercosur Matías Sotomayor, como se analizó en esta misma columna el lunes pasado.

La unidad del peronismo es más un anhelo que una realidad. Está en construcción. Cristina es la que más consenso reúne, pero no logra unanimidad. Quintela fue el emergente de esa disconformidad subterránea que rechaza los modos camporistas, cierto sectarismo excluyente y la incapacidad de reconocer los errores cometidos.

'Fingen demencia', describió con certeza una importante dirigente kirchnerista en tono de autocrítica hacia el Instituto Patria. ¿Nadie piensa hacerse cargo de los cuatro años de Alberto?

Palma, que tampoco es kirchnerista ni por asomo, se privó de escupir para arriba (con perdón de la expresión chavacana). Pero sí se permitió hacer un pedido: 'basta de personalismos, porque una persona sola no llega, llega una estructura, llega un proyecto'. Huelgan las aclaraciones, ¿no?

El ex baistrocchista reconoció que está instalada en la calle la letanía: 'otra vez Cristina, otra vez Cristina...', con todo lo que eso implica. Pero muchos de los que se quejan no son justicialistas, no integran el movimiento. Muchos otros sí. Son los que temen que se evapore Axel Kicillof, blanco del fuego amigo constante.

En este marco, Palma pidió tranquilidad con una curiosa manifestación: 'que la gente no se preocupe, porque esto es una cuestión partidaria'. O, en otras palabras: es Cristina, pero no se preocupen.


JAQUE MATE

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