Felices Pascuas, quedate en casa
Alfonsinista confeso, el presidente Alberto Fernández podría elegir el domingo para hacer el anuncio de la extensión de la cuarentena. Fecha simbólica para los argentinos.
"Felices Pascuas, la casa está en orden". La frase histórica del presidente Raúl Alfonsín ocurrió en abril de 1987 y fue el corolario del alzamiento carapintada con Aldo Rico a la cabeza. El líder radical frustró el intento golpista más grave que le que tocó enfrentar. Transcurrían los primeros años de democracia y la institucionalidad parecía todavía muy precaria, muy provisoria.
Alfonsinista confeso, el presidente Alberto Fernández podría marcar otra vez el domingo de Pascuas, si finalmente ocurre lo que todos los medios porteños han especulado al unísono. Ese sería el día elegido para anunciar la extensión de la cuarentena obligatoria, con fecha todavía en discusión.
Hubo largas reuniones en la Quinta de Olivos este jueves santo. De esos muros brotaron versiones, todas en off the record. Pero con un patrón común: de mínima la cuarentena llegaría al 27 de abril o incluso al 3 de mayo. Aparentemente sería una sutileza de comunicación estratégica informar una fecha u otra, porque la decisión de fondo sería permanecer durante todo el mes en el encierro domiciliario.
También coincidió la prensa nacional acerca de algunas flexibilidades que se sumarán vía decreto de necesidad y urgencia. Los bancos funcionarán con turnos previos, como ya se anunció. Los comercios, únicamente con entrega a domicilio. Y no serán todos los rubros, en principio.
En cambio, la obra pública se pondrá en funcionamiento total y absolutamente. A nivel nacional, provincial y municipal. Días atrás un intendente sanjuanino reveló que tenía una pavimentación licitada y adjudicada frenada, en honor al aislamiento social. Ahora podrá levantarse esa restricción para activar ese importante motor de la economía.
Además se espera que haya una mayor frecuencia en el servicio de transporte público de pasajeros en horarios picos, para evitar la acumulación de pasajeros.
Terminarían sumando algunos cuentapropistas como talleres mecánicos, odontólogos o peluquerías, con estrictos protocolos sanitarios. Y también los jardineros, que han quedado absolutamente desamparados en la parálisis económica.
Son todas versiones más o menos coincidentes, reproducidas por la prensa nacional, abastecida directamente por las altas esferas de Gobierno. Pero la letra firme, el anuncio de verdad, quedará a cargo del presidente Fernández.
Admirador de los modos de Alfonsín, Alberto tendrá por delante una situación no equivalente a la que le tocó al presidente radical. Sin embargo, la delicadeza de movimientos requerida, se asemeja bastante. A Don Raúl le achacaron haber cedido a las presiones para acelerar las leyes del perdón: Obediencia Debida y Punto Final, aquel domingo de Pascuas.
A Fernández le tocará también rendir cuentas a la historia, acerca de todas las decisiones que está tomando, en el marco de una pandemia letal. El presidente optó por privilegiar el cuidado de la vida humana, mientras amplios sectores cuestionan que el precio económico a pagar es demasiado alto.
Todas las variables entraron en una curva negativa y la parálisis del país seguirá profundizando la tendencia. No son ajenos en la Casa Rosada a esta realidad. Aún así, el riesgo sanitario resulta aterrador. Tanto como para sostener la cuarentena ingrata.
Queda poco misterio por resolver. La única receta, aunque falible, sigue siendo el distanciamiento social. El único camino posible es extender este tiempo de extrañeza, este clima de guerra contra un enemigo invisible. Que no recorre las calles con tanques, que no calza botas ni usa boinas o cascos, pero atemoriza igualmente.
En 1987, el pueblo argentino y el arco político se alineó detrás del presidente Alfonsín. Con aciertos y errores, hubo unanimidad acerca de que la democracia no podía caer en desgracia nuevamente. Había que cerrar ese triste capítulo de dictaduras sangrientas. Treita y tres años más tarde, le toca al presidente Fernández liderar otro momento histórico.
Dirá, lo que tenga que decir. Seguramente, que todos se queden en casa. Seguramente, como Don Raúl, Felices Pascuas.
JAQUE MATE