Gobernabilidad a prueba, la otra cara del 2023
Hubo algunos remezones previos bastante indicativos, comenzando por aquella ruidosa sesión de la Legislatura el 16 de diciembre de 2021. El caso de Capital.
Una de las conquistas políticas de la gestión de Emilio Baistrocchi -tal vez la menos divulgada- ha sido la concordia de su Concejo Deliberante. Prácticamente la totalidad de los proyectos salió por unanimidad, con apoyo del bloquismo y de la oposición. Transcurrieron tres cuartas partes del mandato sin grandes confrontaciones, a diferencia de otros distritos donde las tensiones escalaron peligrosamente. Sin embargo la paz legislativa será puesta a prueba en pocos meses.
No es un tema privativo de Capital, por cierto. En términos generales podría decirse que la gobernabilidad será puesta a prueba en 2023. Hubo algunos remezones previos bastante indicativos, comenzando por aquella ruidosa sesión de la Legislatura el 16 de diciembre de 2021.
Fue cuando el oficialismo ingresó sobre tablas la derogación de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, que derivó en el quiebre del PJ y la conformación del Bloque Lealtad. El giojismo abrió rancho aparte y el Frente de Todos, que supo contar con dos tercios dentro del recinto, tuvo que recomponer los diálogos internos para seguir adelante.
Solo después de un largo proceso de negociación terminó cuajando el nuevo Sistema de Participación Amplia y Democrática (SIPAD), la versión actualizada de la antigua Ley de Lemas. Incluso el proyecto tuvo que pasar por varios ajustes, atendiendo hasta los planteos de los bloques unipersonales que integran el amplio abanico filo-oficialista.
Luego del acuerdo gestado en torno del nuevo sistema electoral, bajó el nivel de tensión interna en el Frente de Todos. Pero quedó demostrado que la Legislatura se volvió permeable a los climas políticos del peronismo y aliados. Aquel blindaje de antaño, con números automáticos cantados, puede seguir estando pero habrá que trabajarlo periódicamente. La intensidad de la campaña electoral podría traducirse en las sesiones venideras.
Incluso la oposición, teniendo una marcada desventaja numérica, pudo asestar algunos golpes recientemente. Alcanza con recordar el episodio titulado periodísticamente como la guerra de pedidos de informes.
Primero fueron los concejales del justicialismo y del bloquismo de Rivadavia los que incomodaron al intendente Fabián Martín con una requisitoria por la cena ofrecida para los docentes. Luego Juntos por el Cambio en la Legislatura contraatacó con un kilométrico pedido de informe sobre todos los eventos artísticos y deportivos realizados por el gobierno de la provincia desde el Concierto de las Américas en Calingasta en adelante, pasando por el Superbike y el partido de Los Pumas.
El jueves de esta semana el oficialismo primereó a la oposición en la sesión ordinaria, presentando un proyecto de comunicación para que el Ejecutivo informe sobre las denuncias motorizadas por la Obra Social Provincia en la Justicia. El PJ y el bloquismo se apropiaron de esa bandera, mientras Juntos por el Cambio se limitó a acompañar el formalismo. No hubo una acalorada secuencia de discursos. Todo transcurrió tranquilamente.
Son momentos. Los poderes legislativos, tanto el provincial como los municipales, pueden jugar al bajo perfil, como sucedió en la mayoría de los casos la mayoría del tiempo. O no. Pueden romper la monotonía y dar que hablar. Sucedió en Rawson y en Angaco, por citar dos ejemplos bien identificables.
En Capital, Baistrocchi tuvo un colaborador importante para apaciguar las tempestades. Fue el presidente del Concejo Deliberante, Ariel Palma, quien supo contener las distintas variantes representadas en el bloque justicialista, las dos expresiones contrapuestas de la bancada bloquista y la oposición que entró por Rodolfo Colombo en 2019.
Este jueves en Banda Ancha, Palma dejó algunas definiciones políticas muy cuidadas. Por primera vez en más de dos décadas les tocará gobernar en medio de una campaña de Ley de Lemas. Es decir, tendrán que coexistir con distintos retadores internos, además de los rivales externos. Que la campaña haga pie en el Concejo Deliberante no debería sorprender.
Por eso activaron un proceso de fidelización en beneficio de Baistrocchi. Días atrás concentraron a todos los concejales y concejalas del justicialismo en la Junta Departamental de Capital Centro, que conduce el secretario del Concejo, Roberto Correa Esbry. Abiertamente le ofrendaron su respaldo a la continuidad de la actual gestión en 2023.
Seguirán haciendo lo mismo en un recorrido por las otras tres juntas departamentales, en Concepción, Trinidad y Desamparados. Saben que la militancia está siendo tentada por otros referentes del peronismo que tienen intenciones de competir. Por ejemplo, el asesor letrado de Gobierno, Carlos Lorenzo.
Palma intentó desdramatizar el escenario que viene. Naturalmente habrá 'fuego amigo', porque los retadores internos tendrán que diferenciarse de Baistrocchi en algún momento en busca de votos. El presidente del Concejo consideró que 'la competencia no es mala' pero pidió que todo ocurra dentro de 'parámetros de respeto'.
Evitó confrontar incluso con Graciela Caselles, quien el lunes pasado en Banda Ancha salió duramente a criticar la reforma del estatuto laboral de Capital. Palma le contestó con mesura. Dijo que el nuevo reglamento salió por unanimidad. Y negó que hubiera 'persecución', como denunció la diputada nacional. Punto.
Rápidamente Palma salió de ese picoteo para reivindicar la convivencia con los 'compañeros-correligionarios', porque el oficialismo en Capital cuenta con el voto de dos bloquistas: Alfredo Nardi y Jorge Godoy. El primero es muy cercano a Baistrocchi y ha confrontado con Caselles en más de una ocasión, en duros términos.
En cambio Godoy está acompañando la candidatura de la diputada nacional en Capital. Ha transitado por momentos de mayor cercanía y de mayor distancia con Baistrocchi. Un voto en el Concejo puede parecer poco, pero queda todo un año de gestión por delante y la gobernabilidad depende de sostener la mayoría en el recinto. Acaso sirva recordar las trabas que debió sobrellevar Franco Aranda en el último tramo de su gestión.
Juntos por el Cambio tiene grandes expectativas en Capital y oportunamente los ediles podrían empezar a marcar sus disidencias. Es el clásico juego de la política en tiempos electorales. Es un efecto esperable. El desafío será preservar sólido al oficialismo, a pesar de los matices internos.
JAQUE MATE