La crisis de los 20 años
Hasta mayo llegará el compromiso del bloquismo con el justicialismo. El contrato con Uñac está firme y goza de buena salud. Pero el segundo semestre podría marcar un giro histórico.
Hasta mayo llegará el compromiso del bloquismo con el justicialismo, a juzgar por las definiciones de Luis Rueda la semana pasada en Banda Ancha. Aunque todavía tiene que pasar todo el formalismo de la Convención partidaria, no hay una sola voz interna que pida darle la espalda a Sergio Uñac. Ese contrato está firme y goza de buena salud. Pero el segundo semestre podría marcar un giro histórico luego de 20 años de matrimonio.
¿Por qué? Porque la fidelidad con Uñac no tiene correlato con ninguna figura de rango nacional. Y si el panorama para el Frente de Todos se sigue complicando, el bloquismo podría permitirse por primera vez jugar aparte y marcar diferencias con candidatos y candidatas propias para el Congreso.
Rueda tiene coincidencias ideológicas con el peronismo, lo viene diciendo sostenidamente. Pero para construir consensos en su partido, negoció el regreso de figuras que nunca pudieron digerir a Cristina Fernández de Kirchner ni nada que gire cerca de ella. Entre esas figuras está nada menos que la vicepresidenta del bloquismo, Laura Adámoli. En la viuda de Leopoldo Alfredo Bravo confluye todo un ala de correligionarios que demandan recuperar autonomía.
Las circunstancias podrían poner al partido en una coyuntura histórica. Si compartiendo listas para senadores y diputados nacionales con el PJ no tendrán garantías de conservar la banca que viene ocupando hace 16 años Graciela Caselles, si el destino es perder ese escaño, valdría la pena hacerlo jugando en nombre propio y marcando las diferencias que vienen silenciando con incomodidad.
De todos modos, esta conjetura está muy atada al devenir de los acontecimientos. Si Uñac diera el batacazo el 14 de mayo y fuera reelecto gobernador, estaría en condiciones de reclamar una extrema muestra de fidelidad a Rueda y compañía. Muchos bloquistas tendrían contención en la estructura y, en consecuencia, mandaría la verticalidad.
Por otro lado, el oficialismo nacional que parece haber tocado el piso de su popularidad, siempre tendrá la chance de levantar vuelo. La suerte, más que nunca, estará atada al rumbo de la economía. Si baja la inflación, el humor social podría cambiar. Hay antecedentes que acreditan ese tipo de reacciones en la opinión pública. En el peronismo abrigan la esperanza de que Sergio Massa pueda cosechar algunos resultados.
Por todo lo dicho, adelantar posiciones para el segundo semestre de 2023 equivale a hacer futurología. Para el bloquismo el primer paso será robustecer el acuerdo con Uñac. Ayudarlo a continuar en el poder frente al embate opositor liderado por Marcelo Orrego y la desafiante reaparición de José Luis Gioja como rival interno. Esa decisión política está tomada, toda vez que el ensayo de promover a Rueda como candidato a gobernador se cayó apenas se echó a rodar.
El proyecto provincial del bloquismo está enfocado en 2027, post Uñac. El año próximo la apuesta estará centrada en los 19 departamentos. Ahí se propuso sumar puntos el partido fundado por los hermanos Cantoni. Con victorias o no, será la primera vez en mucho tiempo que podrán mostrar votos propios. El resultado final quedará plasmado en las intendencias que conquisten y en la composición de los futuros concejos deliberantes. Tienen tres municipios para defender: Iglesia, Zonda y Angaco. Y tres bancas en la Legislatura. Ese será el parámetro para medir ganancias o pérdidas.
El reparto de diputaciones proporcionales dependerá exclusivamente de la decisión de Uñac. En el entorno de Rueda especulan con que el presidente de su partido pueda tener una ubicación importante en esa lista. Lo imaginan futuro presidente de bloque. Aún en una eventual derrota del Frente de Todos, Luis podría resguardar una posición importante para sí y para la fuerza que representa. Mucho más aún si le tocara debutar como opositor al próximo gobierno.
Todas estas especulaciones están hechas a medida de una mirada pesimista. La optimista es el triunfo rotundo de Uñac y la continuidad del statu quo por otros cuatro años. En 2027 el gobernador habrá concluido definitivamente su ciclo y el bloquismo podrá sentirse liberado para reenfocar perspectivas. Pero, como se dijo desde el inicio, el compromiso provincial no tiene correlato con ninguna figura en lo nacional.
Como Uñac, Rueda tuvo una afinidad inicial con el presidente Alberto Fernández. Pero esa efervescencia se fue disipando con el paso del tiempo. Entonces, frente a los planteos internos, por primera vez está considerando un giro. Al menos, abrir el debate. El bloquismo tiene miradas no uniformes sobre lo nacional. Hay dirigentes que todavía reivindican a Cristina, como hay sectores más afines a Juntos por el Cambio. Sintetizar esa diversidad será todo un trabajo.
Por eso empieza a ganar terreno la posible conformación de una lista de senadores y diputados nacionales puramente bloquista, sin mezclarse con el justicialismo. Caselles concluirá su cuarto mandato en el Congreso el 10 de diciembre de 2023. El partido se quedará sin representación en el Parlamento, salvo que consiguiera una performance electoral destacada. Ninguno se atreve a pensar un escenario tan favorable.
Sin embargo, en un tablero tan adverso para el oficialismo nacional, atarse al peronismo tampoco ofrecería garantías de conservar la banca en el Congreso. ¿Ha llegado la hora de romper ese pacto que se remonta a 2003, cuando 'Polo' Bravo acompañó a la fórmula Kirchner-Scioli y que luego se sostuvo durante dos décadas? Un sector viene militando el quiebre desde hace tiempo y el único obstáculo hasta ahora fue la determinación de Rueda.
El segundo semestre del 2023 podría ser la bisagra que tanto esperaron.
JAQUE MATE