Los reflejos de Orrego y el favorcito del peronismo
Dos medidas sutiles tomó el gobernador para aplacar la tensión social después del paro docente. La oposición volvió a enfrascarse en su interna.
Marcelo Orrego habrá respirado este fin de semana, después de sufrir el primer paro docente dedicado a su gestión. O relativamente dedicado a su gestión. De acuerdo al calibre del discurso de barricada, los sindicalistas siguen siendo bastante amigos del gobierno provincial. En paralelo el peronismo le hizo un favorcito, involuntariamente por supuesto.
Es cierto que el paro organizado por UDAP, UDA y AMET fue estrictamente local, desprendido de la CTERA y la CGT. Fue más sanjuanino que las semitas. Pero el mensaje leído de manera conjunta en las puertas del Centro Cívico habló más de Javier Milei y su motosierra que de la paritaria fallida en la provincia.
Orrego cerró la semana con dos anuncios formales, hechos a través de su oficina de prensa, sutilmente dirigidos a enfriar el clima de malestar. Primero, dispuso bajar el 30 por ciento la alícuota del impuesto automotor, para aliviar el bolsillo de la clase media.
En el mismo paquete incluyó una moratoria para ayudar a los deudores de todos los impuestos provinciales, incluido inmobiliario, sellos e ingresos brutos. El que pague de contado se ahorrará el 100 por ciento de los intereses punitorios. Una ganga.
En segundo lugar, Orrego les sacó a todos los funcionarios de planta política el bono de 35.000 pesos que sí recibirán los estatales. Fue un gesto mínimo para diferenciarse del escándalo de los senadores y su dietazo. El mensaje quedó implícito: aquí en San Juan nadie está dispuesto a jugar con el hilito de paciencia que le queda a la sociedad.
La indignación que provocó el Senado, que de común acuerdo se más que duplicó los ingresos mientras el trabajador sigue contando monedas, contrastó con el ocultamiento flagrante del salariazo libertario. En el entorno de Milei, a los funcionarios les está yendo muy bien. Cada vez mejor. Se están llenando de plata, para decirlo sin vueltas.
La indignación del presidente con los senadores remitió a un pasaje bíblico: miró la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
La indignación del presidente con los senadores remitió a un pasaje bíblico: miró la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Por eso hay que pasar en limpio quiénes salieron ganando dentro del Poder Ejecutivo Nacional. Si los senadores cometieron una inmoralidad, también lo hicieron los libertarios que tienen despacho en la Casa Rosada.
Javier ascendió a su hermana, Karina Milei; al secretario de Prensa, Eduardo Serenellini; y al secretario Legal y Técnico, Javier Herrera Bravo. Misma responsabilidad, con mayor sueldo. Aumento para todos, todas y todes. Siempre y cuando sean funcionarios, claro.
También se benefició el vocero Manuel Adorni elevado al rango de Secretario de Estado. Aparte quedó en marcha un incremento descomunal para el directorio de YPF. Sueldos de hasta 70 millones de pesos. Uno de los favorecidos será el jefe de Gabinete, Nicolás Posse. ¿No era que la petrolera estatal daba pérdidas? ¿Quién paga el déficit? ¿Dónde quedó el relato del equilibrio fiscal?
Según el interés de cada uno, será más grave el descaro de los senadores o el descaro de Milei. En ambos casos, fue una tomadura de pelo. El oficialismo, porque viene predicando la motosierra como única salida. La oposición, porque se rasga las vestiduras con la caída de las jubilaciones y el salario real de los argentinos.
¿Y qué tiene que ver esto con Orrego, si ni siquiera cuenta con un senador? Mucho. El gobernador tiene una butaca en el avión que pilotea Milei, según él mismo ha dicho en reiteradas oportunidades. Marcelo sabe que los climas llegan más temprano que tarde. Tiene la edad suficiente para recordar el 2001 y el sonido de las cacerolas. Cuando se juega demasiado con la tolerancia social, se termina pagando el precio.
Si la provincia está haciendo pininos para tapar los agujeros presupuestarios que le abrió Nación, la austeridad no solo es obligatoria en lo económico. También es un imperativo político.
Si la provincia está haciendo pininos para tapar los agujeros presupuestarios que le abrió Nación, la austeridad no solo es obligatoria en lo económico. También es un imperativo político. Está en disputa el crédito social. A los docentes les empezó a molestar la caída del ingreso. El aumento del 11 por ciento es poco. Si el esfuerzo no fuera compartido, la mecha será cada vez más corta.
En términos globales, quitarles el bono de 35.000 pesos a los ministros y demás funcionarios no será gran cosa para las cuentas fiscales. Fue una medida política, tras la bomba que tiraron en Buenos Aires los senadores y el presidente al unísono.
El gobernador salió del paso, también, con una inesperada ayudita del peronismo. La principal fuerza de oposición en San Juan se enfrascó en su interna y volvió a ser tema de conversación. Es verdad que una menudencia partidaria nunca competirá con el bolsillo, pero ayudará a diversificar la atención mediática. Entretenimiento para desviar circunstancialmente el foco.
Mientras la oposición siga enredada en sus propios dilemas, el oficialismo tendrá un frente menos que atender. Hay ánimo de colaboración en la Legislatura, después de los roces ocurridos en diciembre por los lugares en el Consejo de la Magistratura y en el IPEEM. Orrego cuenta con su vice, Fabián Martín, para aplacar las tensiones y allanar el camino.
Hoy el justicialismo parece más preocupado en purgar sus frustraciones que en observar la gestión orreguista. Punto para el gobieno.
JAQUE MATE