Nadie dijo que fuera fácil
El Covid 19 apareció en las escuelas, como estaba previsto. Pretender mantener el virus fuera de las aulas sería tan fantasioso como mentiroso.
Nadie dijo que fuera fácil iniciar el ciclo lectivo 2021 con clases presenciales, con circulación viral comunitaria y sin vacunar a los docentes. Esta primera semana finaliza como empezó, plena de incertidumbre y marcada por las contradicciones. Pero también con un fuerte sentimiento de que es posible seguir adelante.
El lunes 1 de marzo, como estaba previsto, fue el acto de inicio del ciclo lectivo en Caucete, con la inauguración de un impresionante edificio de más de 3.000 metros cuadrados, junto al cerro Pie de Palo. Nadie esperaba que la noticia fuera la tormenta. El aguacero complicó todavía más el desafiante primer día de clases.
Pero las escuelas abrieron. Mayoritariamente y como estaba previsto. Repletas de reglas nuevas, con apenas un puñado de estudiantes divididos en burbujas y con más preguntas que certezas. Pero abrieron.
El martes se suspendió todo a la espera de un alerta naranja que finalmente no sucedió. No diluvió, a pesar del pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional. Fue un parate bastante inútil, pero era la decisión racional frente a la amenaza de una catástrofe natural que no llegó.
En paralelo, mientras el cielo se despejaba de a ratos y la llovizna empezaba a disiparse, aparecía el Covid 19. El verdadero fantasma que sobrevuela cada centímetro del sistema educativo, desde los diseños de escritorio hasta la experiencia en el territorio. Y pasó lo que indefectiblemente iba a suceder: los primeros casos confirmados.
La EPET 4, el colegio María Auxiliadora, el colegio Santa Bárbara de Pocito, la escuela calingastina Manuel Savio y la Agrotécnica de Media Agua. La enumeración no es exhaustiva, porque es de esperar que los hisopados positivos se multipliquen.
Paradójicamente, los protocolos no están diseñados para eliminar el riesgo de contagio. Están precisamente para convivir con el virus. Para que se manifiesten los síntomas en algún integrante de la comunidad educativa y, a pesar de ello, el sistema pueda seguir funcionando.
Pretender mantener el Covid 19 fuera de las escuelas sería tan fantasioso como mentiroso. El virus estará dentro de las aulas. Las nuevas reglas de convivencia establecidas debieran permitir que no haya una diseminación descontrolada. Y así las clases deberían continuar.
Fue natural la reacción inmediata. El cierre de los establecimientos educativos frente al primer caso detectado. Fue natural también que haya sido noticia. Título de tapa. Ocurrió cuando los sanjuaninos y las sanjuaninas miraban con angustia los positivos informados en cada municipio. El primero de Caucete, el de Santa Lucía, el de Rivadavia, el de Capital, el primer geriátrico, cuando llegó a los departamentos alejados.
Hasta que un día la noticia, de tan repetida, se convirtió en parte de la nueva normalidad. Solo el tiempo permitió digerir la ingrata verdad: la peste llegó para quedarse.
Claro que resulta muy tentador el relajamiento, frente a los partes diarios que ya no tienen fallecidos todos los días. Este jueves, sin ir más lejos, San Juan apenas registró 44 nuevos casos y 226 negativos. La meseta de contagios informada oficialmente por Salud Pública se condice con el clima que se respira en las calles: poco distanciamiento, pocos tapabocas.
La sombra del rebrote apenas empiecen a bajar las temperaturas sigue igual, aunque parezca invisible. Este mes comenzará el otoño y el antecedente del Hemisferio Norte es bastante nítido como para hacerse el distraído.
¿Qué sucederá con las clases presenciales cuando la curva de contagios empiece a trepar? Los protocolos están diseñados para sobrellevar la tempestad. El cierre de los establecimientos educativos por un máximo de tres días es o debería ser la última alternativa. Habrá que asimilar esa nueva rutina, que será la gran marca de este 2021.
Mientras tanto, recién comenzó la vacunación de personal docente y la demanda desbordó las previsiones en el Estadio Aldo Cantoni. Las esperas se cuentan en horas y muchos se quedan sin aplicación y deben volver al día siguiente. La campaña antivacunas fracasó y esa es una buena noticia. Ganó la racionalidad. El problema es que ahora Salud tendrá que ajustar bastante sus mecanismos para acelerar a fondo.
A lo largo de la semana, por esta pantalla pasaron docentes, estudiantes, autoridades del Ministerio de Educación. Con matices, con algunas quejas, el factor común a todos y todas fue que hay ganas de ir a la escuela. Como nunca. La marca imborrable del 2020 fue la virtualidad como rueda de auxilio insuficiente. Cada vez son menos los que defienden la enseñanza a distancia, sencillamente porque el contacto cara a cara es insustituible.
Nadie dijo que fuera fácil. La pandemia sigue presente, aunque esté aletargada. Aunque los contagios hayan caído y sea grande la tentación de olvidar la pesadilla. Falta bastante para dar por terminado el capítulo del Coronavirus. Las clases deben seguir. Será un aprendizaje mucho más amplio que el ensayo teórico diseñado en Educación.
JAQUE MATE