No puede ser el fin del mundo
En tiempo de descuento para conocer si la cuarta paciente contagió a otras personas, llegó el quinto caso. Pero ahí no terminará la trayectoria del Covid-19.
Pasó la primera semana desde el último caso positivo de Covid-19 en San Juan y empezó el tiempo de descuento para alcanzar los 14 días necesarios para descartar que la médica hoy internada en el Hospital Rawson haya contagiado a otras personas cuando se encontraba asintomática. Bueno, este miércoles se conoció un nuevo caso por contacto estrecho. Más allá del resultado de este periodo crucial para dar por finalizado -o no- el incidente que investiga la Justicia, la provincia debe estar preparada para su sexto paciente que llegará de un modo u otro.
Estar preparados significa en primer término tener capacidad hospitalaria. Esa meta está más que cumplida, porque hubo una fuerte inversión en infraestructura para contener la peor de las hipótesis. La cuarentena prematura evidentemente sirvió para alejar ese fantasma trágico. Hay camas de terapia intensiva con respiradores muy por encima de la demanda, afortunadamente.
Pero estar preparados, a esta altura de los acontecimientos, significa bastante más que tener un sistema sanitario acorde. Implica aprender a digerir la noticia de cada nuevo caso confirmado. La espectacularidad con que se comunicó la detección de los cuatro pacientes, el sábado 28 de marzo, el viernes 10 de abril, el martes 5 y el lunes 18 de mayo, debería encarrilarse hacia la sobriedad.
Es decir, informar acabadamente las circunstancias y la situación de las personas infectadas, pero evitando el tono apocalíptico. Cabe la recomendación para las autoridades de Gobierno y también para los ciudadanos comunes. Fundamentalmente, para los medios de comunicación. Reproducir la noticia con tono de derrota es engañoso.
Las medidas de prevención están diseñadas para evitar el contagio, pero no son infalibles. Por lo tanto, pretender que San Juan nunca debió tener un solo caso positivo de Covid-19 o que congelará su estadística eternamente en cinco pacientes, sería utópico. Autoimponerse esa meta roza la irrealidad. La pandemia ha demostrado que tiene un comportamiento impredecible aún en naciones desarrolladas. Los especialistas no terminan de acotar los rasgos de la enfermedad, a punto tal que se incluyó entre los síntomas posibles, simplemente estar cansado o decaído.
Rankear al país o a la provincia en comparación con otras jurisdicciones puede servir para la coyuntura, para defender las medidas frente al ataque irracional de los anti-cuarentena. Pero tampoco parece buena idea salir a dar la vuelta olímpica revoleando la celeste y blanca como si se tratara de un campeonato conquistado. Primero, porque esto no ha terminado. Y segundo, porque contrarrestar las secuelas económicas y sociales demandará un esfuerzo enorme. No hay nada que festejar.
San Juan se prepara para registrar nuevos casos de Covid-19 y no debiera ser una noticia grave. Anticiparse a los acontecimientos, debería ser interpretado como un atributo positivo en la gestión sanitaria. Por estos días, hay dos sectores más expuestos según coincidieron un par de fuentes calificadas: los transportistas de cargas y el personal de la Salud.
Los primeros, porque tienen la libertad de transitar entre provincias, volver a San Juan, pasar la noche con sus familias y volver a salir. Entonces, el Estado los monitorea, los testea, los sigue y hasta los persigue, al punto de provocar el fastidio de los camioneros y la queja del sindicato liderado por los Moyano.
El personal de Salud hoy es el más expuesto. A nivel nacional, prácticamente el 44 por ciento de los contagios se produce por contacto estrecho y es la modalidad que mayor incidencia tiene en el país. Las medidas protocolizadas son tan estrictas que para muchos podrían ser inimaginables. Pero aún así puede escurrirse el germen, en el desliz que nadie imaginó.
A estos dos sectores se incorpora un tercero, posiblemente el menos mencionado de todos. Son los repatriados que siguen llegando a San Juan procedentes de otros países o de otras provincias argentinas. Cualquiera de ellos puede traer consigo el Covid-19 y por esa razón es que deben permanecer 14 días aislados en hoteles. Más de 3000 personas han regresado con esta modalidad sin haberse enfermado. Pero la estadística se puede modificar de un momento a otro y hay plena consciencia de ello en Libertador y Paula.
Así las cosas, la curva epidemiológica recién comenzó a dibujarse en San Juan. Las condiciones logradas permiten sostener la cuarentena flexibilizada, pero no todavía volver a la normalidad previa a la pandemia, porque la peste todavía no pasó. En un mar de incertidumbres, la única certeza es que habrá nuevos casos. La meta será acotarlos al mínimo. Pasar el temporal con la menor cantidad de daños. Dejar de ver a los enfermos como amenazas o enemigos de la sociedad. Será un trabajo de fondo de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba también. El miedo paraliza y distorsiona la mirada. Habrá nuevos casos y no puede ser el fin del mundo.
JAQUE MATE