Para bailar un tango peronista hacen falta dos
El clima de ebullición y tensión entreuñaquistas y giojistas no amainó, pero empezaron a existir canales de comunicación desde segundas líneas para abajo.
Aquel saludo en el retiro espiritual para dirigentes políticos, entre Sergio Uñac y José Luis Gioja, todavía sigue dando que hablar. No fue más que ese instante mínimo, retratado por varias cámaras. Pero bastó para sintetizar lo que vendría después. El clima de ebullición y tensión no amainó, pero empezaron a existir canales de comunicación desde segundas líneas para abajo, preparando el terreno para que pueda germinar un acuerdo.
A no confundirse: ese entendimiento no está cercano, para nada. Dependerá estrictamente de la firma de las cabezas. En particular, del gobernador. Él conduce y tiene las atribuciones políticas para aprobar o desaprobar las pretensiones de la minoría. Sin embargo, ese estado de reconocimiento recíproco es toda una novedad.
Hay varios elementos para acreditar esta aproximación. Sucedió en la junta departamental de Rawson y en la de Santa Lucía, donde se llevaron a cabo las entregas de certificados a los ganadores de la interna partidaria de marzo de 2020, con dos años de demora por la pandemia. En realidad esa formalidad fue la excusa para el reencuentro, para mirarse a los ojos y hablar de política.
Tanto en Rawson como en Santa Lucía estuvieron los uñaquistas y los giojistas. Claro, unos representan el 70 por ciento y los otros el 30 por ciento restante. Pero nuevamente vale la aclaración: que confluyeran en las casas partidarias de sus departamentos era algo bastante difícil en el pasado reciente. Hoy no.
En Rawson, por ejemplo, junto a Marcos Andino estuvo Juan Carlos Gioja. Ídem en Santa Lucía, donde cantaron presente los giojistas como 'el Flaco' César Palacio. Esa asistencia fue bien recibida por los compañeros del uñaquismo, como Lucio González.
No pasó inadvertida esta seguidilla de reencuentros. Un dirigente de mandos medios alineado con el gobernador reparó en esos gestos políticos. Y reveló una idea que anda sobrevolando internamente por estos días. Dijo que el saludo entre Uñac y Gioja en el retiro espiritual congeló el aire, todos se dieron vuelta a observar la escena, hasta el obispo Jorge Lozano. No pasó lo mismo cuando Uñac se detuvo a conversar con el diputado nacional Marcelo Orrego, líder de la oposición.
Puede ser una lucubración peronista fanatizada, pero algunos empiezan a soñar con capitalizar ese interés. Es decir, que las tensiones internas entre uñaquismo y giojismo terminen jugando a favor en términos electorales, monopolizando la atención de los votantes, restándole protagonismo a Orrego y Juntos por el Cambio. Parece una lectura de mesa de café, que olvida el valor de los independientes, muchas veces hastiados de la comidilla política.
Por el momento, que quede como hipótesis. Y fundamentalmente, que sirva como manifestación de este momento de reconocimiento mutuo. Pero hay más. Existió una conversación entre dos dirigentes de base territorial en la marcha del 24 de marzo, de uno y otro sector. En el Día de la Memoria, hablaron de juntarse desde abajo hacia arriba, sin desconocer que solo las cabezas tienen el poder de desanudar el conflicto.
Algo así pudo traslucir Daniela Castro, la secretaria de Investigación del Ministerio de Defensa, este miércoles en Banda Ancha. Es una exponente del giojismo duro. Sin embargo, se mantuvo prudente, medida, cauta al extremo en cada respuesta. Y deslizó una manifestación de deseo: el peronismo debería llegar en unidad al 2023. Si está el deseo, lógicamente deben suceder acciones para alcanzarlo.
Castro minimizó la tirantez. Dijo que esto es 'nada por lo que no haya transitado el peronismo'. Citó una definición bien giojista al plantear que 'unidad no es uniformidad'. Y reconoció que tienen 'algunas visiones diferentes'. La eliminación de las PASO en la traumática sesión legislativa del 16 de diciembre del año pasado fue el punto crítico para que detonaran esas divergencias.
'Hay tiempos de conversaciones, hay decisiones y resoluciones', planteó enigmática Castro. Ella también protagonizó un acercamiento institucional -pero además político- con una primera figura del uñaquismo. Se reunió durante más de una hora con el ministro de Gobierno, Alberto Hensel, entusiasmado en concretar algunas gestiones conjuntas con el Ministerio de Defensa.
No debería llamar la atención un trabajo coordinado entre ambos, sin embargo hacía tiempo que no sucedía nada parecido. Debe ser tomado en cuenta como otro síntoma de la aproximación, de la vocación por el reencuentro.
El giojismo podría considerar un entendimiento para sustituir las PASO por otro régimen que permita, como quiere Uñac, evitar ir a votar dos veces. Sin embargo, hay un par de condiciones. La primera es que participen no solo los afiliados del PJ porque en tal caso el presidente partidario corre con ventaja, ya que la estructura le responde mayoritariamente. Eso se puede acordar con relativa facilidad.
El otro gran asunto pendiente es si la interna se abrirá o no para la categoría de gobernador. En Banda Ancha, Castro gambeteó la respuesta. 'Esto está en los albores de la discusión. No hay una definición. Hay algunas propuestas', respondió escuetamente. Es claramente el punto más álgido de una conversación que está todavía muy verde.
¿Tendría sentido discutir que haya internas para la categoría de gobernador si Gioja no tuviera intenciones de disputar esa candidatura? No, no tendría sentido. 'Como poder, puede', contestó Castro.
Entonces vino la pregunta de rigor: ¿y Uñac? Misma respuesta: 'Como poder, puede'. La dirigente giojista no se metió con la cuestión constitucional que sus compañeros de espacio vienen militando, como impedimento para que el pocitano sea candidato en 2023 a la gobernación. Ella prefirió quedarse en lo político. Como poder, puede. Aspirar, puede. Después se verá lo jurídico.
Porque esto es política. Y en la política, como en el tango, para bailar hacen falta dos.
JAQUE MATE