La última vez que Laura Adámoli habló con Sergio Uñac fue hace un par de meses. Fue en la víspera de las definiciones, cuando todavía el conductor del Frente de Todos evaluaba la alternativa de abrir la interna y permitir que el bloquismo tuviera su lista pura, para competir en la primaria con el justicialismo. La vicepresidenta del partido de la estrella se había embalado con el ofrecimiento de sus correligionarios. Pero llegaron a un punto irreconciliable: nunca estuvo dispuesta a bancar el proyecto nacional de Alberto y Cristina Fernández. Su afinidad es con el gobernador. Y punto.

El episodio resume acabadamente el temperamento de la segunda autoridad del Partido Bloquista, que hoy acompaña incondicionalmente a Luis Rueda. El subsecretario de la Unidad Gobernación es finalmente el representante del cantonismo en la lista de unidad que encabezan Walberto Allende y Fabiola Aubone. El joven pocitano que acompaña a Uñac desde la época en el municipio, tiene una mayor cuota de pragmatismo. Logró construir consensos dentro y fuera de su propia fuerza, a punto tal de suturar viejas heridas para permitir el regreso de varios. Entre ellos, la propia Adámoli.

A ella no le pesó quedarse afuera de la fórmula, como sí le sigue costando digerir que el bloquismo no haya competido con candidatos propios. Su postura es suya pero hay que interpretar que también representa la mirada de un sector un poco más amplio. Es específicamente el grupo que regresó al partido con la aspiración de recuperar algo de autonomía. No pudo ser en 2021, pero la siguiente posta queda apenas dos años por delante.

Rueda bajó la lista bloquista después de que algunos presidentes de comités departamentales se lo pidieran. Entendieron que no estaban dadas las condiciones para dar una pelea decorosa frente al PJ gobernante. Primero se entusiasmaron con la idea romántica y luego terminaron reculando, cuando empezaron a visibilizar el escenario desfavorable que debían enfrentar. 

El secretario privado del gobernador propuso que fuera el concejal capitalino Alfredo Nardi quien completara la lista de unidad, pero el propio Uñac le contestó que debía ser él. No se habló más del asunto y la nómina quedó conformada como finalmente sucedió.

Y esa lista que incluyó al bloquismo como socio principal del justicialismo logró resistir la ola amarilla el 12 de septiembre. Tuvo un desgranamiento del voto histórico, pero aún así le alcanzó para quedar cinco puntos por encima de la segunda fuerza, Juntos por el Cambio. Alrededor de 20.000 votos de diferencia.

Para Adámoli no hubo mucho misterio en el voto de las primarias e incluso se atrevió a pronosticar tendencia para las generales. 'Venimos de una situación de pandemia. Creo que eso influyó el 12 de septiembre y va a influir también el 14 de noviembre. Cuando nos tocan la fibra íntima, el dolor, las pérdidas, la única forma de responder es el voto', dijo la vicepresidenta apenas moderando su postura crítica hacia el gobierno de Alberto y Cristina.

Atribuyó el resultado en San Juan a la gestión de Uñac estrictamente. Dijo que si no hubiera conformidad con la administración provincial, 'también se hubiera teñido de amarillo' este mapa. Pero esto no significó un cheque en blanco. La viuda de Leopoldo Alfredo Bravo reconoció que la oposición dividida entre Juntos por el Cambio y Consenso Ischigualasto fue una carta estratégica a favor del oficialismo.

Pero Adámoli parece mucho más preocupada por las cuestiones bloquistas que por el vínculo con el justicialismo, que apenas sobrelleva con pragmatismo y conducta partidaria, en tanto y en cuanto todavía comparten frente electoral. El fin de semana pasado viajó a Iglesia con una comitiva que también integró Rueda. Fue el único departamento gestionado por el bloquismo donde el oficialismo perdió en las primarias. Fueron apenas 140 votos menos que Juntos por el Cambio, pero tuvieron que soportar que les pintaran de amarillo todo el distrito al conocerse el escrutinio. Están todos abocados a revertir el resultado, básicamente porque es muy posible conseguirlo.

Hubo pases de facturas igualmente. A los dirigentes bloquistas, los iglesianos les pusieron la queja. Nadie los fue a visitar en el primer tramo de campaña y la responsabilidad fue compartida, tanto por la conducción municipal como por el comité departamental. 

Adámoli, que estaba dispuesta a poner el cuerpo para encabezar una lista propia bloquista y no se pudo, ahora entiende que Iglesia es el flanco por donde tienen que rendir cuentas. 'Nos cuentan las costillas', dijo en jerga política. Y se las cuentan ellos mismos también. Aunque Rueda intentó aplacar a sus correligionarios, su vicepresidenta está alentando la conformación de listas municipales en los 19 departamentos en 2023. Lo dijo este miércoles en Banda Ancha sin falsos pudores.

Plantearlo de este modo implica echar a andar la maquinaria de inmediato, apenas pasando el desafío del 14 de noviembre. Y no solo se trata de renovar credenciales en los tres departamentos donde hoy son gobierno, Zonda y Angaco además de Iglesia. También implica aspirar a bastiones de mayor envergadura. Adámoli dijo concretamente que le encantaría una mujer en la intendencia de Capital en 2023.

De antemano hay dos correligionarios de Adámoli que manifestaron sus intenciones. Uno fue el concejal Nardi, que tendría el ok de Emilio Baistrocchi para eventualmente coexistir en una primaria civilizada. La otra fue la diputada nacional Graciela Caselles, quien no tiene una relación cercana con la vicepresidenta del partido. Todo lo contrario. Sin embargo, Adámoli reconoció que la hermana de Javier 'es trabajadora'. Pero dijo también que le gustaría alguien más joven.

Está probado que Adámoli tiene opinión propia y que al menos en 2021 su postura fue inviable. Pero hay detrás de esa postura una ebullición que eventualmente saldrá a la superficie. No por ella específicamente, sino porque es la opinión de un sector que pide pista. Y que curiosamente, también incluye a Caselles.


JAQUE MATE