Un descuido mortal
Pudo haber algún error humano en la tragedia de Matagusanos. Pero también hubo una desinversión pública de Nación que se tornó peligrosa al extremo.
Pudo haber exceso de velocidad en la tragedia de Matagusanos el miércoles por la tarde/noche. Pudo haber una mala maniobra, negligente y temeraria. Pudo haber un intento de sobrepaso en medio de un badén con doble línea amarilla. La causa caratulada como homicidio culposo tendrá necesariamente un capítulo de peritajes, que permitirán conocer la mecánica del siniestro. La Justicia no va a reparar el dolor, pero tendrá que cumplir igualmente su cometido. Aun así quedará otro aspecto fundamental que no puede quedar en el olvido: también hubo política en el medio.
No política partidaria sino políticas públicas. Quienes transitan periódicamente por la Ruta 40 hacia Jáchal, Iglesia o Calingasta conocen el estado deplorable del asfalto. El personal de Vialidad Nacional tuvo que trabajar hasta el límite del agotamiento en el último verano, porque las bajadas de creciente cubrían tramos enteros con material de arrastre. El camino despejado duraba apenas unas horas, hasta la siguiente precipitación. Por supuesto el deterioro quedó.
Pero el estado lamentable de ese tramo de Ruta 40, donde murieron cuatro personas y otras tres quedaron gravemente heridas, no es producto solamente del último verano. Hubo años de desinversión. Es ahí cuando las políticas públicas se pueden convertir en un riesgo letal. El ministro de Obras Públicas, Julio Ortiz Andino, y el titular del Noveno Distrito de Vialidad Nacional, Jorge Deiana, coincidieron: Nación abandonó las rutas sanjuaninas hace años.
Según Ortiz Andino, durante los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri 'prácticamente no se hizo mantenimiento de rutas'. Es decir, no se hizo aquí en San Juan. Hubo obras nuevas que en buena medida sostuvo la provincia con recursos propios porque Nación cortó el flujo de fondos. Ejemplo concreto: Ruta 40 Norte. Pero el mantenimiento concretamente se detuvo y las consecuencias están a la vista.
Hoy San Juan está reclamando a la gestión de Alberto Fernández la reactivación de los 'contratos Crema', que básicamente consisten en la adjudicación de tramos a empresas privadas para bachear y conservar condiciones mínimas de cirulación con seguridad. Son tareas de rehabilitación, esencialmente.
La Ruta 40 a Jáchal está en la lista del abandono. Pero no es la única. También urge el mantenimiento de la Ruta 141 por Difunta Correa hasta La Rioja, donde la inversión nacional se cortó hace seis años. La ruta a San Luis está en mejores condiciones porque tenía un contrato Crema, que recién concluyó. Hay que renovarlo por razones obvias.
Y está la Ruta 40 sur, que no tiene contrato de mantenimiento con ninguna empresa porque de hecho hay una obra de ensanche, mucho más ambiciosa. Pero hay un tramo específico, que va desde Tres Esquinas hasta el límite con Mendoza, que no fue incluido aún. Entonces, la deformación de la calzada y los baches ponen al tránsito en situación de ruleta rusa. El único paliativo es bajar mucho la velocidad. Y rogar que quien viene en dirección contraria no cometa ningún error que implique el cambio de carril.
Deiana también admitió que falta mantenimiento más allá de los esfuerzos del personal. Pero consideró que la tragedia de Matagusanos posiblemente haya tenido un mayor componente humano. Más imprudencia al volante, que inconvenientes por el estado de la ruta. De todos modos, la traza quedó chica para un camino que hace alrededor de 10 años se convirtió en acceso minero. Frente a las imperfecciones del asfalto, la única receta posible es la suma precaución. La propia y la ajena. El error de un conductor siempre o casi siempre tendrá derivaciones hacia terceros. Tal vez este haya sido el caso.
El Estado terminó reconociendo los problemas del Acceso Sur y del Acceso Norte cuando encaró las obras para elevar los cruces de calles urbanas. Las reiteradas muertes en Ruta 40 y Centenario o Rodríguez, marcaron con sangre los problemas de ese tramo. Algo similar sucedió con la Ruta 40 a la altura de Calle 5 y de ahí hacia Villa Aberastain. Pero en tiempos de crisis y déficit, hacer cuadrar las cuentas públicas pareció más urgente. El ajuste presupuestario se hizo sentir a la distancia. San Juan lo sufrió y pagó el costo de la postergación.
Si el diferente color político fue determinante o no lo fue, si el achicamiento de la inversión pública les tocó a todos por igual, o si se acentuó el unitarismo para privilegiar al ombligo de la Argentina, a esta altura es inútil gastar tiempo en hacer ese tipo de reflexiones. Hay un problema serio. Que no tiene que ver con satisfacer el ego de ningún gobernante por cortar cintas, sino con atender una cuestión de seguridad vial. Con salvar vidas.
Siempre habrá actos negligentes al volante. Seguirá habiendo conductas temerarias. Desprecio por la vida propia y la de los demás. Pero si a eso se agrega una infraestructura deficiente -como hoy la reconoce el gobierno- el combo solo puede tener un saldo negativo. Entonces, si la política pública se redirecciona, deja de ser una cuestión de funcionarios para convertirse en un asunto de Estado. Ojalá.
JAQUE MATE