Al absurdo argentino, donde conviven las mejores y la peores pasiones, la pandemia le sumó otra perla irrepetible: en el momento más dramático y doloroso, el presidente Alberto Fernández alcanzó un pico récord de popularidad. Pudo sentar a su lado a Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof en la misma conferencia de prensa. Abrochó el respaldo unánime de todos los gobernadores sin importar su ADN. 

Aquel 'enemigo invisible', el Covid 19, se había convertido de manera inesperada en el mejor aliado de la Casa Rosada. En términos políticos, por supuesto. No cabe aquí, en esta lectura, involucrar la tragedia sanitaria que significó. A modo de laboratorio, aislando estrictamente lo político, el Coronavirus robusteció al nóvel presidente. Luego el tiempo y los desaciertos fueron diluyendo ese capital.

Al intencionalmente llamado 'vacunatorio vip' y la fiesta de cumpleaños de la primera dama en plena cuarentena estricta, se sumaron al daño inevitable en la economía paralizada y la educación forzada a la virtualidad. El precio fue tan alto que todavía está pendiente de pago. Y aquella luna de miel se terminó definitivamente. Fernández no solo perdió el respaldo de su vicepresidenta y mentora, sino que vio drenar paulatinamente aquel fenomenal apoyo que alguna vez disfrutó.

Quedó plasmado el viernes en el multitudinario acto que montó el líder de la UOCRA, Gerardo Martínez, para sostener al presidente en medio de la virtual implosión del Frente de Todos. Solamente un gobernador lo acompañó: Sergio Uñac. Imposible obviar el dato. Fue el único.

Uñac fue el único gobernador que asistió al acto de la UOCRA en respaldo al presidente el viernes 20 de mayo

Tampoco sería prudente interpretar que el sanjuanino sigue de luna de miel con la Casa Rosada. El vínculo está, institucional y políticamente hablando. Pero hay señales preocupantes para el futuro inmediato. Todo se precipitó 24 horas antes.

Mientras Fernández volaba rumbo a San Juan para entregar viviendas con Uñac, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, reunía a ministros y ministras en Balcarce 50. Más allá del mensaje formal y solemne que luego se transmitió hacia afuera, hubo al menos un pasaje revelador que encendió la luz amarilla para las provincias.

Según publicó el sitio especializado La Política Online, el ministro de Economía, Martín Guzmán, planteó a sus colegas que deben ajustarse ferozmente los subsidios para las provincias. Puntualmente habló de los recursos para el transporte público de pasajeros. ¡Bingo! Es precisamente lo opuesto a lo que viene reclamando Uñac.

Sí, claro. Hay una cuestión discursiva en el medio. Uñac dijo que no le pide más recursos a Nación porque sabe que las cuentas fiscales están al límite. Exige que se redistribuya el fondo actual con nuevos criterios, para equilibrar las cargas. Para recortarle privilegios al Área Metropolitana de Buenos Aires y remediar parcialmente el perjuicio al resto de las jurisdicciones.

Guzmán se plantó en la vereda de enfrente. Su preocupación no está o no estaría en las necesidades de los gobernadores tanto como en rendirle cuentas al Fondo Monetario Internacional, alcanzar las metas comprometidas para seguir navegando en medio de la tempestad. Según la versión periodística off the record, el ministro de Transporte de Nación, Alexis Guerrera, se opuso al recorte propuesto por su colega de Economía, porque implicaría incendiar las cuentas provinciales.

No solo eso. La inequidad en el reparto de subsidios al transporte determinó que el interior tuviera que soportar el paro de colectivos, mientras el servicio se prestaba con normalidad en la Ciudad Autónoma y alrededores. Una vez más, lo que sucede lejos de Buenos Aires se torna invisible.

Mientras ese debate estallaba a puertas cerradas en la reunión de gabinete, Fernández se tomaba fotos con Uñac en San Juan y en una brevísima declaración a la prensa decía: 'tenemos la misma concepción de lo que necesita la Argentina'.

Según Diario de Cuyo, el gobernador le pudo plantear al presidente la situación de los subsidios al transporte, durante su fugaz visita a San Juan. Y Fernández le habría dado la no objeción para que presente el proyecto en el Senado. Es el camino largo, ciertamente. Ya no quedan dudas: el Poder Ejecutivo Nacional no meterá mano en el reparto que hoy favorece impúdicamente a porteños y vecinos cercanos, a costa de abandonar a su suerte al resto de los argentinos y argentinas.

El gobernador Sergio Uñac recibió al presidente Alberto Fernández el jueves 19 de mayo para entregar viviendas.

Sin embargo, el gesto de Fernández de venir a domicilio tuvo su rédito. Es cierto que Nación está financiando viviendas como nunca hizo la gestión de Mauricio Macri. Se puso al día con la deuda que dejó Cambiemos y renovó las partidas. Hoy el resultado se puede ver en las alrededor de 5.000 casas en construcción en San Juan. 

Pero volar 1.200 kilómetros desde Buenos Aires para mirar un barrio en ejecución en Pocito y saludar a las familias que recibieron sus departamentos en Rivadavia parece algo desproporcionado. No hubo escenario. No hubo discursos. No hubo transmisión oficial. Apenas alguna declaración sintética pero muy significativa: 'con Uñac tenemos la misma concepción de lo que necesita la Argentina'.

El gobernador fue recíproco y llegó 24 horas después hasta la sede de la UOCRA en Esteban Echeverría, en provincia de Buenos Aires. Ofreció su apoyo al presidente en el momento de mayor fragilidad. Pero no quedó atado incondicionalmente tampoco. El sábado estuvo en Mendoza en la cumbre del peronismo que convocó la kirchnerista Anabel Fernández Sagasti. Y este lunes se encontrará con los gobernadores.

El gobernador Sergio Uñac se encontró el sábado en Mendoza con Wado de Pedro y Anabel Fernández Sagasti

Una alta fuente del entorno de Uñac confió que la estrategia es empezar a escuchar a todos. Tratar de unificar. Participar en cada espacio. Y dejar que los acontecimientos fluyan. No solo con Alberto Fernández.


JAQUE MATE