Uñac salvó un partido para el infarto
El gobernador podrá tener su cumbre política este martes con motivo del Argentina-Brasil sin el peso de una derrota. Sin sobrarle nada tampoco.
Sergio Uñac podrá recibir entre este lunes y este martes en San Juan a una cantidad de gobernadores, funcionarios nacionales e incluso diplomáticos sin el peso de una derrota. Pudo haber sucedido, a la luz del resultado ajustado obtenido este domingo por el Frente de Todos en San Juan. Más allá de la letra fina de los números, el oficialismo consiguió defender el territorio y no es poco.
A la hora de las definiciones, Uñac logró retener las dos bancas en el Congreso Nacional que ponía en juego, al coronar la reelección de Walberto Allende y la elección de Fabiola Aubone. Fue por apenas 5.046 votos de diferencia sobre Juntos por el Cambio, un margen histórico por lo estrecho. Sin embargo, ese número queda para el análisis fino. Es y será materia de discusión, pero no empañará el clima en el Estadio San Juan del Bicentenario con las tribunas repletas como antaño.
Pudo haber terminado al revés el orden de los frentes electorales este domingo, porque en términos duros y objetivos, en la comparación con las PASO, el Frente de Todos creció bastante menos que Juntos por el Cambio. A eso obedeció el mínimo margen resultante entre una y otra fuerza. No alcanzó para dar vuelta las cosas.
El consultor Maximiliano Aguiar lo planteó con claridad este domingo por la noche en el programa especial de Canal 13. Siempre el primer nivel de lectura se sintetiza en la pregunta directa: ¿ganó o perdió? Uñac ganó. Luego habrá que ver el cómo. Y habrá que desmenuzar los números para sacar algunas conclusiones interesantes.
Entre las primarias del 12 de septiembre y las generales del 14 de noviembre, el Frente de Todos creció 16.866 votos. Juntos por el Cambio casi duplicó ese crecimiento. Sumó 29.142 votos adicionales. Si fue todo producto del arrastre nacional, de la ola amarilla, o hubo alguna cuota local también en este guarismo, esa lectura todavía admite miradas diversas.
No solamente Uñac, sino que todo el concierto de intendentes e incluso el giojismo, por su cuenta, intensificaron la campaña al sentir el aliento en la nuca en las PASO. En septiembre fueron 5 puntos de diferencia y la cercanía asustó. En noviembre esa ventaja se achicó al 1,24 por ciento. En votos, la distancia se redujo de 18.000 a 5.000 unidades.
Hubo muchos más votos en la canasta, casi para todos, entre las PASO y las generales. Pero se repartieron de manera desigual. Los sanjuaninos saltaron de una participación del 67 al 73 por ciento. En la provincia, cada punto representó unos 4.000 votos. Entonces esos 6 puntos adicionales de concurrencia a las urnas significaron 24.000 sufragios que en la primaria no estuvieron. Vale reiterar: no se distribuyeron equitativamente y ahí se acercó el orreguismo.
Aunque en porcentaje la tercera fuerza, Consenso Ischigualasto, se redujo levemente, contabilizando votos la lista de Marcelo Arancibia creció de la PASO a la general. Arañó los 35.000 sufragios. Subió 1.378 votos. Poco. No sufrió una hemorragia como pudo haber sucedido, por aquello del voto útil. Pero tampoco tuvo un crecimiento proporcional al volumen de la campaña que desplegó, con resonantes denuncias públicas que lo mantuvieron en el candelero. Como estrategia, las acusaciones hacia el Frente de Todos y hacia Juntos por el Cambio le rindieron apenas para mantenerse.
El Frente de Izquierda Unidad fue el único que retrocedió, de los cuatro que compitieron este domingo. No pudieron retener los votos alcanzados el 12 de septiembre. Según el escrutinio provisorio, fueron 2.447 sufragios menos. Lograron hacer una buena elección en la comparación consigo mismos, porque venían de guarismos mucho, mucho menores en oportunidades anteriores. Pero el achicamiento del caudal electoral mínimamente merece replantear algunas cuestiones.
Ciertamente la tercera y la cuarta fuerza quedaron marginadas por una elección muy polarizada y sin espacio para otros. Como el 12 de septiembre, este 14 de noviembre hubo una victoria tímida en el bunker del Frente de Todos, contra una derrota eufórica en Juntos por el Cambio. ¿Cómo se festeja haber salido segundo? Claramente, la celebración fue por la paridad histórica y otrora impensable, en una provincia donde el PJ lleva 20 años de hegemonía sólida en las urnas.
Por supuesto el festejo de la derrota en el bunker orreguista no fue por la banca de Eduardo Cáceres que pasará a Susana Laciar. No. La celebración fue porque están haciendo cuentas para 2023. Como dijo el consultor Aguiar, falta toda una era geológica para arrimarse a aquella otra cita electoral y jugará una infinidad de factores que harán incomparable una cosa con la otra.
Sin embargo, la paridad entre la primera y la segunda fuerza volvió interesantísimo el escenario. El oficialismo tendrá que sentarse a revisar municipio por municipio. Mirar números a la luz de la política, para encontrar los argumentos que no siempre aparecen en las encuestas sino que están impregnados en las veredas, en la calle. La oposición tendrá que moderar la euforia también, para no sobreinterpretar los guarismos, para no cometer los papelones porteños ni empezar a hablar de transición.
Sea como fuere, Uñac podrá recibir su cumbre histórica con motivo del desembarco de Messi y Neymar en San Juan. Hacerlo como ganador. La fineza de los números queda para entrecasa.
JAQUE MATE