Son tiempos de ciencia ficción. Son días de figurar escenarios, construir hipótesis y medir resultados eventuales. Así transcurre la víspera del 2023 electoral en cada uno de los espacios tanto del oficialismo como de la oposición. Particularmente en las mesas de café del PJ emergen dos centros gravitatorios. Uno gira en torno de Sergio Uñac y el otro, de José Luis Gioja. Con sus matices, su historia compartida y su confrontación indisimulable, comparten un factor: ambos aparecen como 'candidatos necesarios'.

En los dos sectores se preguntan por estas horas si el otro irá por la gobernación el año que viene. El uñaquismo observa los movimientos del giojismo y viceversa, con idéntico nivel de interés y dedicación. En voz baja consultan, operan, analizan. La respuesta de uno y de otro lado se hará esperar, naturalmente, hasta que sea impostergable la definición.

Lo primero será contar con el calendario electoral que fijará la fecha de inscripción de listas. Como ya se dijo en esta columna, el rumor más fuerte apunta a votar entre abril y mayo del año que viene. Pero es solo eso, una versión precaria que se ajustará a conveniencia del Poder Ejecutivo. Porque, vale repetirlo, establecer la fecha del comicio es una atribución exclusiva y excluyente del gobernador.

Entonces, Uñac podrá manejar los tiempos y el resto del arco político deberá esperar en la gatera hasta que haya banderazo de largada. Esto no significa, de ninguna manera, aguardar en reposo. Por el contrario: ya se comenzó a activar la militancia territorial, no solo en el peronismo y aliados sino también en Juntos por el Cambio y Consenso Ischigualasto. Sin candidatos pero sí con figuras más o menos instaladas, están calentando motores.

Nadie querrá descubrir su estrategia antes de tiempo, lógicamente. Por eso los candidatos se anunciarán al último. Uno de los pretextos será que, más que los nombres propios, importa el proyecto. Esta frase hecha les permitirá camuflar, relativamente, el verdadero motivo de la espera. Se medirán mutuamente para valorar el momento oportuno. Y cuando se dice 'medir', debe entenderse literalmente: hay una febril tarea de encuestadores y números que van y vienen desde hace semanas, con nombres que se repiten de uno y otro lado de la grieta.

Uno es Marcelo Orrego, candidato a gobernador cantado en Juntos por el Cambio. Independientemente de que aparezcan otros nombres para acomodarse a las reglas de la Ley de Lemas o Sistema de Participación Amplia y Democrática (SIPAD), el diputado nacional es el más competitivo de la oposición. En el radar del oficialismo, es el único rival a considerar.

Precisamente por ese motivo, por la emergencia de Orrego y una eventual ola amarilla nacional que lo podría favorecer, es que el peronismo dividido pondera a sus 'candidatos necesarios'.

Por el lado de Uñac, el intento reeleccionista que está todavía en consideración parte de un dato concreto: es el que mejor mide, lejos. Hay banco de recambio, como es sabido. Están en la nómina un par de ministros y un par de intendentes que han sido medidos, pero en todos los casos serían candidatos a construir. Arrancarían desde atrás en nivel de conocimiento. 

Por eso Uñac sigue siendo el 'candidato necesario'. Su nombre en la boleta de 2023 les garantizaría un buen efecto arrastre a diputados, intendentes y concejales. Eso sin contar que está en mejores condiciones que cualquier otro de su espacio para intentar retener el poder. Para cualquier dirigente pero fundamentalmente para un peronista, esa es una condición innegociable. Nunca jugar a menos.

La eventual postulación de Uñac llevará aparejada una controversia constitucional. La oposición y el giojismo han sostenido que el gobernador está transitando por su tercero y por lo tanto último mandato, porque le cuentan como primero el que desempeñó entre 2011 y 2015, cuando fue vice. Entienden que la fórmula es indivisible, por eso en 2023 estaría en el límite que establece la legislación sanjuanina.

Por el contrario, el uñaquismo rechaza esta interpretación y cuenta como primer mandato el que empezó efectivamente como gobernador en 2015. Ese debate que por ahora es político, podría judicializarse. No es un factor menor, ciertamente. En Libertador y Paula no asustaría dar la batalla en Tribunales. La decisión de que Uñac vaya por otro mandato estaría asentada en los votos que conserva. Ese es el punto de partida para todo lo demás.

Hasta nuevo aviso, es el que mejor mide. Por lo tanto, es el 'candidato necesario'.

La fractura con el giojismo se empezó a gestar tempranamente, cuando el bastón de mando cambió de manos en diciembre de 2015 en el Auditorio Juan Victoria. Terminó de consumarse en marzo de 2020, cuando se enfrentaron abiertamente en la interna partidaria. Terminaron repartiéndose el PJ en una proporción 70 a 30, con mayoría para Uñac.

La minoría del 30 por ciento se endureció debajo de la figura de Gioja y bajo el nombre de Lealtad Justicialista. En diciembre de 2021 abrieron su bloque propio en la Cámara de Diputados y fueron a la Justicia para derribar la ley que había suprimido el sistema electoral de primarias. Todo esto es historia, pero sirve para entender de dónde viene la división.

Esta dicotomía entre uñaquistas y giojistas encontró un modo de coexistir a través de la nueva Ley de Lemas. Aún en la diferencia, terminarán sumándose los votos recíprocamente bajo un mismo instinto de supervivencia. El justicialismo gobierna San Juan desde hace prácticamente 20 años y Orrego amenaza con ponerle punto final a esas dos décadas de continuidad.

Así como en el uñaquismo nadie está por encima del gobernador en cuanto a competitividad electoral, lo mismo sucede del otro lado. En la corriente Lealtad Justicialista, nadie se acerca a José Luis Gioja. Los 12 años de gestión siguen pesando en la opinión pública, aunque se haya despedido del Poder Ejecutivo en 2015. Ninguno de los dirigentes que milita en el espacio ofrece un rendimiento electoral como el suyo.

Por lo tanto, Gioja también aparece como el 'candidato necesario'. Internamente no le ha revelado a nadie todavía cuál es su intención para 2023. Jamás adelantaría un movimiento. Está dejando correr el calendario y las especulaciones, además de recibir algunos números que alientan su participación.

Visto desde Casa de Gobierno, que se inscriba Gioja en la contienda sería una buena noticia. Aportaría más votos que cualquier otro retador interno. En un sistema de lemas como el vigente, será un scrum potente para enfrentar a Orrego. Esa es y será la verdadera pelea de fondo.


JAQUE MATE