Después de la traumática experiencia electoral del año pasado, que incluyó ir ¡cinco veces al cuarto oscuro entre mayo y noviembre!, seguramente será bienvenida la reforma que mandó Marcelo Orrego este jueves a la Cámara de Diputados. Habrá que votar poco. Una o dos veces a lo sumo. Pero votar poco no debería significar votar menos.

La primera aclaración es esa: es posible que en 2027, a pesar de la reforma electoral, haya que ir a votar dos veces el mismo año. ¿Por qué? Porque el proyecto orreguista le reserva a la provincia la posibilidad de convocar al comicio muy despegado de los nacionales. Esa herramienta, el desdoblamiento, seguirá en pie. Y funcionará a conveniencia del Poder Ejecutivo de turno, dependiendo de cómo soplen los vientos desde Buenos Aires.

Orrego mandó la iniciativa en la última sesión ordinaria del 2024, con el tiempo suficiente para generar un consenso amplio en todo el arco político de San Juan. Fue una buena señal. Entre todos los males de la reforma anterior, la de Sergio Uñac, el peor fue la falta de acuerdo. Incluso le costó la fractura al justicialismo.

La pelea interna del PJ sería un tema menor si no hubiera sido apenas el punto de ignición de un conflicto mucho mayor, que involucró a toda la oposición y que llegó al clímax cuando se judicializó la re-reelección. El 2023 será recordado como un año caótico.

La reforma que pretende Orrego, elimina la ley de lemas bautizada como SIPAD, que convirtió el comicio en un festival de boletas departamentales. Pero no restituye las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias que suprimió el uñaquismo en aquella explosiva sesión del 16 de diciembre de 2021.

Las candidaturas volverán al ámbito de los partidos políticos. Que cada uno se las arregle como pueda, por consenso o con la participación de los afiliados. El resto de la sociedad votará directamente las listas que vayan a la elección general. Como antaño.

El proyecto orreguista incluye también la migración a la boleta única. Es decir, que todos los candidatos de todos los frentes estén impresos en la misma hoja de papel. El ciudadano simplemente tendrá que marcar con un bolígrafo su preferencia. 

Habrá que aprender. Será una experiencia inédita para los sanjuaninos. Pero todo indica que debiera simplificarse la operación el domingo de elecciones. Dependerá, en buena medida, del diseño de la papeleta.

En otro contexto la boleta única no podría prosperar en San Juan, pero eso cambió porque el Congreso Nacional ya la aprobó para los comicios de 2025. Sea como fuere, el año próximo los sanjuaninos debutarán con este sistema, en una elección muy sencilla que solo requerirá marcar una opción: la categoría diputados nacionales.

Esta reforma electoral no incluye la enmienda constitucional que presentó el justicialista Juan Carlos Quiroga Moyano la semana pasada, para impedirle a Orrego un tercer mandato consecutivo. Son dos cuestiones que avanzarán por carriles paralelos. Sin embargo, se puede esperar que en la negociación política todo se ponga sobre la misma mesa del diálogo.

Orrego dijo en campaña que iba a deshacer la enmienda constitucional que hizo el PJ en 2011 para habilitar la re-reelección del gobernador. Pero lo primereó el peronismo. El orden de los factores no altera el producto. Ahí está el asunto en comisión para analizar y resolver.

Como ya se editorializó en esta columna el viernes pasado, ninguno de estos temas es prioritario para el ciudadano común. Hablarle de sistema electoral y de enmienda constitucional a fin de año parece inoportuno. La urgencia pasa por lo económico y por lo social. Por poner la mesa navideña. Pagar las boletas. Llegar a fin de mes.

Sin embargo, la democracia está montada sobre el sistema electoral y sobre la buena salud de los partidos políticos. Puede sonar como una abstracción pero no lo es. Tiene mucha materialidad. Cuanto peor esté la política, peores serán las oportunidades para la provincia y para sus habitantes. No se puede decir más fácilmente.

Parece que habrá que votar poco de aquí en adelante, a diferencia del 2023 caótico. Pero votar poco no es votar menos.


JAQUE MATE

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