Si hay un nexo, un puente entre La Cámpora y el resto de los actores del Frente de Todos, ese es Wado De Pedro. Aún antes de convertirse en ministro del Interior, designado por Alberto Fernández, en conversaciones de café y en pasillos los peronistas ortodoxos valoraban su carácter dialoguista

Es un atributo imprescindible en política, la capacidad de hablar aún en los peores momentos. Eso es lo que vino a hacer el funcionario cristinista, este miércoles en San Juan. Vino a escuchar y también a decir. Lo hizo en público y en privado también.

En rigor no fue uno sino dos los ministros que coincidieron en la provincia y que oportunamente se llevaron una foto con Sergio Uñac. Además de De Pedro, llegó el titular de la cartera de Ambiente, Juan Cabandié. Es otro referente kirchnerista, distanciado circunstancialmente de La Cámpora, pero con un origen innegable ahí.

El ministro del Interior se paró frente a los medios locales para hacer un repaso a vuelo de pájaro de su agenda en la provincia. Y en su alocución dejó caer una definición pesada en términos políticos. Dijo que vino a apoyar en nombre de la Nación 'a un gobernador joven, que tiene proyección, que tiene una mirada moderna'.

Claramente Uñac no es un dirigente kirchnerista. No lo fue en la época de esplendor, cuando le tocó ser intendente de Pocito dos mandatos ni cuando fue vicegobernador hasta 2015. Pero en su rol de líder, al momento de armar su espacio siempre puso una silla para Unidad Ciudadana. Así llegó a la Legislatura el Frente Grande, con Horacio Quiroga. O Marita Benavente a viceministra de Ciencia. O incluso Pablo Ruiz a la ANSES. O Juan García Espinoza a la subdirección ejecutiva de PAMI.

Wado oficia de articulador, de facilitador. Lo hizo como diputado nacional, cuando integraba la oposición a Mauricio Macri. Y lo sigue haciendo ahora, con la responsabilidad multiplicada exponencialmente. 

Por iniciativa del cronista de Canal 13 San Juan, el ministro se refirió a las elecciones legislativas, que hoy están subordinadas al estatus sanitario, mientras la segunda ola de contagios galopa en el Área Metropolitana de Buenos Aires y en los centros urbanos más densamente poblados del país, como Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Dijo que 'la voluntad del gobierno nacional es consensuar cuál es la mejor forma para tener un proceso electoral sin afectar demasiado la salud de los argentinos'.

Habló entonces de una voluntad compartida por el presidente y el resto del gobierno acerca de generar un acuerdo amplio, que incluya a la oposición, para definitivamente votar. De alguna manera, activar el proceso electoral. Será una parada crucial para el Frente de Todos, plebiscitaria, después de un primer año y medio de gestión jaqueado por la peste.

En el encuentro que mantuvo más tarde con los empresarios, en el foyer del Teatro del Bicentenario, De Pedro volvió a hacer política. No se privó de subrayar la herencia macrista. Tragaron saliva los referentes del sector privado que acompañaron a Cambiemos. Ninguno retrucó. El ministro también se refirió a la pandemia, como era de esperar. Pero fue más atrás, para sorpresa de algunos de los presentes.

Al mejor estilo cristinista, despotricó contra el levantamiento de los ferrocarriles perpetrado por el menemismo en los años '90. Fue la respuesta a los empresarios, principalemnte los mineros, que pidieron recuperar ese medio de transporte de cargas barato y eficiente.

De Pedro dijo que si se toma el mapa de ramales que existían hasta el menemismo, hoy quedan activos apenas el 5 por ciento. Llevar esa extensión al 12 por ciento cuesta 10.000 millones de dólares. El monto retumbó en la sala. Ya firmaron un acuerdo con China por 5.000 millones pero claramente el impacto de la inversión no alcanzará para satisfacer las expectativas empresarias.

El ministro no debió enfrentar cuestionamientos difíciles de responder. Apenas pedidos de cada una de las cámaras productivas convocadas. Los escuchó a todos. Pero les recordó que el gobierno nacional ya tuvo un gesto enorme con todos los empresarios, sin importar su dimensión micro, pequeña, mediana o grande, cuando se congeló la tarifa de energía durante un año. Si nadie había tomado nota de ese beneficio, el funcionario se encargó de que no pasara inadvertido. 

El costo energético trepó de manera desbocada durante la presidencia de Mauricio Macri y hubo lamentos, sistemas de riego apagados, cortes de suministro y también pataleos contra la provincia y los municipios que recargaron la columna derecha de la boleta de la luz hasta el abuso.

De Pedro vino a hacer lo que mejor sabe hacer: política. Le dio un fuerte respaldo y reconocimiento a Uñac, necesario de ida y de vuelta para consolidar la relación. Y lo hizo en la antesala de las elecciones que de una u otra manera llegarán. Escuchó también. Se llevó un compendio de pedidos. Pero fundamentalmente bajó línea. Y refrescó memorias.


JAQUE MATE