Giselle Martín, apicultora de San Juan, compartió sus conocimientos en Banda Ancha sobre el mundo de la apicultura y la crucial importancia de cuidar a las abejas. "No somos muchos los que nos dedicamos a la apicultura, probablemente por el desconocimiento sobre la materia y por miedo a las picaduras," comentó Martín. 

En San Juan, existe un grupo de apicultores que trabaja de manera coordinada a través de la Dirección de Desarrollo y Producción. "Deben haber entre 20 y 30 apicultores en toda la provincia, un número bajo para la demanda que hay de esta tarea," explicó Martín. "El oficio se puede estudiar o capacitarse en San Juan. Existen escuelas de capacitación laboral y aerotécnicas donde se enseña en el ciclo básico, pero para dedicarse a la apicultura se necesita asistir a escuelas de capacitación laboral, donde se otorga el título de auxiliar técnico en apicultura, avalado por el Ministerio de Educación", agregó.

Martín subrayó la importancia de preservar la vida de las abejas: "La contaminación y los problemas que acarrea son sumamente importantes. Mantener y preservar la vida de las abejas no solo cuida los organismos de los seres humanos, sino toda la alimentación de plantas, verduras, frutas y flores, que se favorecen a través de la polinización de las abejas."

Sobre cómo iniciar en la apicultura, Martín compartió su experiencia personal: "Lo primero que hicimos fue comprar el velo protector y los guantes, que es lo básico. Si uno encuentra un enjambre en la naturaleza, puede colocarlo en un cajón de madera dejando siempre una abertura para la entrada y salida de las abejas. Ellas naturalmente fabrican los panales y ahí colocan la miel."

Martín también habló sobre los equipos necesarios para la extracción de miel: "Para sacar la miel del panal necesitas una centrífuga o, como se hacía antiguamente, a baño maría. Colocas los panales en la centrífuga, la haces girar y con la velocidad se extrae la miel. En nuestra escuela, trabajamos con diferentes rangos etarios y enseñamos a extraer productos de la colmena como propóleo, jalea real y polen."

En cuanto a los beneficios de la jalea real, mencionó: "Los deportistas, por ejemplo, buscan siempre la jalea real porque es energizante y tiene muchas propiedades para el organismo."

Para aquellos interesados en la apicultura, Martín aconseja: "Cualquiera puede ser apicultor, pero siempre y cuando tengan los conocimientos. Podemos tener mucha teoría, pero a la hora de la práctica no hay nada mejor que estar dentro de la colmena y ver cuál es la situación que se presenta y analizarla."

Finalmente, destacó la vida de las abejas y las distintas clases de miel: "La vida de una abeja es de aproximadamente 45 días en época de veranada, y en invierno fallece la mitad de la colmena porque la reina pone muy pocos huevos. Las abejas que nacen en temporada de veranada son las más productivas. Las distintas clases de mieles dependen de la floración." Giselle Martín concluyó resaltando la importancia de la apicultura para la biodiversidad y la seguridad alimentaria.