El sábado, Sabrina Castillo, psicóloga pasó por Banda Ancha y aclaró varias dudas paternales a la hora de ponerles límites a sus hijos. En una extensa charla, la profesional dejo en claro, que los padres deben encontrar un punto medio para las situaciones de “berrinche” de los niños, para poder enseñarles a través de un acompañamiento activo.

En un primer momento de la entrevista, Castillo diferenció dos estilos muy marcados de padres en cuanto a la crianza: aquellos que priorizan el control, con un estilo más autoritario y en la vereda de enfrente, los que son mucho más permisivos. La psicóloga, señaló que aunque los dos extremos están errados, la permisividad es muchas veces más negligente, ya que lo que denota es que los padres no prestan atención al control y, no hay tanta atención a las necesidades de los pequeños.

 “Ningún polo es el apropiado, tenemos que poder ubicarnos en una zona media en donde podamos ejercer ese control con las flexibilidad suficiente como para poder contemplar las circunstancias que afectan al niño en ese momento”, marcó la profesional. A su vez, agregó que de ese punto medio, los adultos deben ir observando de qué manera pueden hablar, incluso pensar el tono de voz que a utilizar al llamarle la atención. “Si yo vengo con un tono de voz suave, no va a percibir que hay algo que está mal, pero si me voy al estreno de gritar y también de maltratarlo de pronto la parte emocional del niño se ve afectada, entonces no voy a lograr el objetivo en la conducta tampoco”, aseguró.

Castillo recordó que hoy en día, por los tiempos que se viven con constantes cambios sociales, las infancias de los niños cambiaron con respecto a la de los padres. En esto, la psicóloga puntualizó en que en la infancia de los adultos que hoy son padres, el trato era más rígido y frio con los menores, y esos mismos niños, que hoy en día tienen la tarea de criar a un menor, cambiaron el pensamiento con respecto a cómo tratar a sus hijos, no copiando el trato que tuvieron con sus padres. En este sentido, la psicóloga afirmó que los cambios se produjeron porque hoy en día los adultos tienen una mayor flexibilidad a la hora de contemplar la parte emocional de los chicos.

La profesional dejo en claro que cuando el niño tiene 3 años, es el momento indicado para empezar a ponerles límites, ya que a partir de esa edad los comprenden. Antes de esa edad, afirmó Castillo, el chico tiene un aprendizaje conductual, en el cual el razonamiento es: si yo hago esto, me pasa tal cosa. “No hay un razonamiento que les ayude a pensar que alguien le dijo antes que no, aprenden por costumbre”, señaló.

En cuanto a lo más efectivo a la hora de poner límites para los padres, Casillo afirmó que si bien en el momento de la mala conducta se debe reprochar al niño, posteriormente los padres deben aclararles a sus hijos por qué los retaron, para que comprendan lo que hicieron mal y afianzar el vínculo.

La psicóloga explicó que en la infancia, el enojo de los pequeños pasa por no poder aguantar el no tener lo que quieren y no por el “voy a lograr lo que yo quiero así molesto a mi papá”, que es una conducta más propia de la adolescencia. “Evaluando el entorno, tengo que generar una situación para que mi hijo se sienta cómodo, pero tampoco allanarle el camino porque no quiero que mi hijo sufra, ese no es el objetivo

Por último, la profesional indicó que los padres no deben resolverles los problemas a sus hijos, sino acompañarlos para guiarlos. “La idea es enseñarle a sortear las dificultades y que el niño entienda que no pasa si se enoja, sino que, el problema es que hace con ese enojo”, cerró.