Con la voz temblorosa, pero dejando a la vista lo mucho que le gusta el trabajo que hace, Liliana Barboza, contó su historia y habló sobre su rol dentro de la Casa Natal de Sarmiento. Dijo que ama ser la archivista de este museo y sobre todo que siente una gran responsabilidad, por ser la encargada de conservar la historia de la casa del Maestro de América. Durante muchos años tuvo a cargo el mantenimiento del museo.

Cada 28 de agosto, en Argentina se conmemora el Día del Archivista, en memoria al decreto establecido por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Martín Rodríguez a través del cual se creó el Archivo General de la Provincia de Buenos Aires. En este contexto, Liliana, que tiene 52 años, contó su historia, que deja en evidencia lo duro que trabajó para ser la archivista de la Casa de Sarmiento.

Liliana trabaja en el Museo Nacional hace unos 10 años. Ingresó para hacerse cargo de la limpieza de este lugar y con el paso de los años se fue enamorando más y más de la historia que guarda esta casa. “No había terminado la secundaria, por problemas familiares, después me casé, tuve hijos y pasó gran parte de mi vida. Hace unos 10 años empecé a trabajar en la limpieza de la Casa de Sarmiento. Por mi contrato terminé la escuela y hace unos 5 años me enteré que dictaban la carrera de Archivista en la Facultad de Ciencias Exactas y me inscribí”, dijo y comentó que lo que comenzó como una aventura, hoy se convirtió en su principal objetivo.

Limpiaba la Casa de Sarmiento y hoy se encarga de conservar su historia

Fue colaboradora de los archivistas anteriores y ahí descubrió cómo era el trabajo que hacían para conservar los documentos de este museo. Esto, hasta que hace unos meses, el encargado del archivo pasó a cumplir un rol nuevo dentro de la casa. Esto le abrió una nueva puerta, que hasta el día de hoy la sorprende. Así, pasó a ser la responsable de este sector.

“Se trata de un Archivo Histórico, que guarda toda la información de la Casa de Sarmiento. Si bien no tiene muchos documentos escritos por él –por el Maestro de América- conserva todos los libros y documentos que cuentan cómo funciona este museo desde 1911. Igualmente tenemos dos cartas de Sarmiento y un documento histórico de Antonio Aberastain”, dijo y comentó que el hecho de saber que ella guarda este pedacito de historia, le da mucho orgullo.

Sobre qué es lo que más le gusta de su trabajo, Liliana comentó que la minuciosidad con la que se trabaja es lo que más la apasiona. Comentó que todos los documentos, libros, actas y demás tesoros que ella conserva están resguardados de una manera muy cuidadosa. “Primero, se los conserva con un papel libre de ácidos para que no se manchen, rompan o se llenen de tierra. Posteriormente se guardan en cajas de polipropileno y luego, se los conserva en un armario metálico que es ignífugo. Me emociona mucho sentir que puedo tener en mis manos una carta escrita por Sarmiento o fragmentos de la historia de este museo”, dijo la archivista que está a punto de terminar la carrera y cumplir un gran sueño.