Mónica Clavel es un  ejemplo de cómo el amor y la determinación pueden superar cualquier obstáculo en el camino hacia la maternidad. Desde el momento en que vio a su pequeño, su corazón se llenó de amor, y no descansó hasta tenerlo en sus brazos y poder brindarle el cuidado y la protección que tanto anhelaba. así suegió la historia de Moni y Facu, un vínculo familiar de amor puro. 

Moni y su esposo se conocieron en la adultez, y tras un exhaustivo proceso médico, se enfrentaron a la dura realidad de que no podrían tener hijos biológicos. Sin embargo, lejos de rendirse, decidieron abrir sus corazones a la posibilidad de la adopción. Se dirigieron al Registro de Adopción de la provincia, e iniciaron el camino a cumplir su sueño. 

"Intentamos tener un hijo, pero no logramos la fecundación biológica. Nos encontramos con que no podíamos tener hijos, no podíamos engendrar", relató Mónica en una entrevista con Diario 13. Así fue como, en mayo de 2016, se inscribieron en el Registro Único de Adopción, ubicado en la calle Entre Ríos, junto a la Liga de Fútbol.

A pesar de su deseo de adoptar, el camino no fue inmediato. "Nos dijeron que no esperáramos que, por nuestra edad, fuéramos elegidos para adoptar un bebé. Sin embargo, nosotros especificamos que estábamos dispuestos a adoptar niños de hasta 5 o 7 años, e incluso hasta dos o tres niños", explicó Mónica.

Transcurrió un año sin novedades hasta que, el 5 de mayo de 2017, recibieron una llamada que cambiaría sus vidas. "Era la secretaria del juez del Tercer Juzgado de Familia, quien nos citaba para una entrevista el 8 de mayo", recordó Mónica. En esa reunión, el juez les informó sobre un bebé de tres meses con graves problemas neurológicos que necesitaba atención. "Como habíamos puesto en nuestra carpeta que estábamos dispuestos a adoptar a un niño con alguna discapacidad leve, nos llamó para saber si podíamos ser una especie de 'padrinos' porque nuestro hijo estaba solo, nadie lo visitaba", explicó.

Mónica y su esposo no dudaron en aceptar. "Al día siguiente fuimos a conocerlo, y aunque al principio no nos dejaban pasar, mostramos el oficio del juez y finalmente pudimos conocer a Facundo", compartió. El bebé había sido trasladado a pediatría, donde estaba siendo atendido por una colaboradora de la Casa Cuna. "Cuando llegamos, se armó un revuelo. 'Ay, vienen los papás de Facu', decían", recordó Mónica con emoción.

La historia de Facundo no fue fácil. Nació con un tumor cerebral y problemas de motricidad y cognición, alimentándose por sonda, y su pronóstico era reservado. Sin embargo, gracias al amor y dedicación de Mónica y su esposo, así como el apoyo de los profesionales que lo rodean, el pequeño comenzó a superar las adversidades.

"Comenzamos a visitarlo regularmente. Después, el juez nos preguntó si habíamos tomado decisiones, y con mi esposo decidimos adoptar a Facu", agregó Mónica. Así, iniciaron el proceso de adopción que incluyó una guarda compartida de seis meses, antes de formalizar la adopción definitiva.

Facu debía quedarse en el nosocomio, "El juez lo pidió así porque, como tenía que hacerse controles, era más fácil tenerlo en el hospital hasta que se completaran todos los estudios", explicó Mónica. Con el tiempo, y tras varios fines de semana en familia, lograron llevar a Facundo a casa de forma definitiva.

"Comenzamos con la Defensoría número 5 para continuar con el proceso de adopción, y en 2020, justo en plena pandemia, finalmente salió la adopción", recordó. La formalización de la adopción también incluyó un cambio de nombre: "El nombre que su progenitora le había puesto no nos gustaba, así que decidimos llamarlo Facu, como todos en el hospital lo hacían. Así que ese nombre se convirtió en parte de nuestra historia".

Ser madre de Facundo es una experiencia transformadora para Mónica. “Mira, la verdad que no sé cómo definirlo. Solo sé que lo amo, que estoy muy orgullosa de él, porque es un guerrero que pelea día a día”, comentó. Luego manifestó: “Cada uno de sus logros, por más pequeños que sean, son valiosos para nosotros”.

Desde el primer momento que lo vio, Mónica se enamoró de él. "Me enamoré profundamente, y ahora no concibo mi vida sin él. Pasamos por muchas cosas, principalmente por lo que él enfrenta, pero gracias a Dios vamos superando cada lucha", dijo, visiblemente emocionada.

Facundo asiste a la escuela Luis Braille desde 2019, y cada nuevo avance de su hijo es motivo de celebración para Mónica y su esposo. “Disfrutamos cada momento con él. Nuestro teléfono está lleno de fotos; cada día hay una nueva captura de su sonrisa y alegría”, mencionó. "Es algo maravilloso ser mamá", confesó Mónica, mientras se le notaba la emoción en su voz.

Al preguntarle cómo ha cambiado su vida la maternidad, Mónica respondió con sinceridad: "Sí, totalmente. Mi vida era muy tranquila: mi casa, mi esposo, mi trabajo. Ahora me faltan horas en el día entre la escuela, las terapias y todas las actividades relacionadas con él". Sin embargo, a pesar del ajetreo, Mónica vive cada momento con alegría. "Vivo este cambio con alegría porque es por él. Tanto mi esposo como yo hemos experimentado un cambio del 100% en nuestras vidas".

El amor que Mónica siente por Facundo es inquebrantable. "Es lo mejor que Dios me ha podido dar. Pensé que me iba a ir de este mundo sin ser mamá, y sin embargo, Dios me regaló lo más maravilloso: mi hijo Facundo", informó. 

Sin embargo, los problemas de salud de Facundo han sido otro desafío significativo. "En 2021, estuvo bastante complicado. Empezó con un tema de constipación y tuvimos que internarlo en el hospital. Luego, tuvo una hemorragia digestiva que lo llevó a quirófano. Fue una de las etapas más duras de nuestra lucha", confesó Mónica, mientras su voz temblaba al recordar esos momentos de angustia. Luego añadió: "Siempre tiene pequeños episodios de enfermedad, pero ese fue el más fuerte. Estuvimos internados tres veces con él, y cada vez que pasa algo así, se vive con mucha angustia y dolor".

A pesar de las adversidades, Mónica se aferra a su fe. "Siempre mantengo la fe en Dios de que mi guerrero saldrá adelante. Esta carga, Dios sabe que la peleamos juntos", añadió.

Hoy, con el corazón lleno de amor, Mónica se siente realizada como madre. “Me siento inmensamente feliz porque Dios me ha dado lo mejor: mi hijo. Estoy orgullosa de él”, dijo. Tras ello mencionó: “Alcancé mi mayor meta, que era ser mamá. Pensé que no lo iba a lograr por mi edad y las circunstancias, pero Dios me regaló a Facu”.

El vínculo entre Mónica y Facundo es profundo. "Siempre decimos que él y Dios nos eligieron a nosotros como sus papás. Me siento completa gracias a él. Mi vida, el día a día, se llena de luz y amor por su presencia. Por eso, lo amo tanto", concluyó Mónica, quien eligió la maternidad y a Facu para vivir en felicidad-