Tamara Garay, enfermera pediátrica, compartió su inspiradora historia de superación y cómo encontró su verdadera vocación en el cuidado de los niños, en una entrevista exclusiva con Romina González en Banda Ancha.

Para Garay, su camino hacia la enfermería pediátrica fue motivado por experiencias personales profundamente conmovedoras. El nacimiento de una hija con capacidades especiales y su posterior pérdida, la llevaron a adentrarse en este mundo de cuidados delicados y amor incondicional.

"Ya había estudiado enfermería, pero nunca ejercí por miedo. Sin embargo, la partida de mi hijo me impulsó a seguir adelante", compartió Garay.

Su amiga, quien también es enfermera, fue un pilar fundamental en su camino, guiándola hacia la enfermería pediátrica. Desde entonces, hace seis años, Garay se dedica con pasión a cuidar a los niños más vulnerables, enfrentando casos de alta complejidad con paciencia y amor.

"Trabajar con pacientes tan pequeños y de alta complejidad es hermoso. Son ángeles, seres de luz", expresó Garay. "Si uno no tiene amor y vocación, esto no se puede hacer", aseveró. 

La experiencia personal de Garay, especialmente la pérdida de su hija, la acompaña en su labor diaria. "Mi hija me da la fuerza para ayudar a otros", afirmó. A través de su trabajo, Garay ha aprendido a enfrentar situaciones desafiantes con fe y determinación, encontrando en cada caso una oportunidad para crecer y aprender más sobre la ciencia y la vida.

En su labor de enfermera a domicilio, Garay se esfuerza por establecer un vínculo cercano con las familias, brindando apoyo emocional y cuidados especializados en el hogar de los pacientes. Con su calidez y sentido del humor, Garay hace de cada visita una experiencia reconfortante y empática para las familias que atraviesan momentos difíciles.

"Uno termina siendo parte de la familia, eso es lo lindo del vínculo con los niños", expresó Garay. "En mi caso, a veces me enamoro de mis pacientes, trato de establecer límites, pero a veces no puedo resistirme".

Garay reveló que, aunque solía tener tres pacientes a su cargo, recientemente uno de ellos falleció, lo que la afectó profundamente. "Agradezco a Dios no haber estado presente en ese momento", compartió. "Creo que me hubiera devastado emocionalmente, pero trato de verlo desde un punto de vista empático".

La valentía y la voluntad de vivir de sus pacientes son una fuente constante de inspiración para Garay. "Cuando los chicos traspasan los límites de los diagnósticos y muestran su fuerza, su voluntad de vivir, te dan ganas de seguir adelante con más fuerza", afirmó.

Además de su trabajo en el ámbito médico, Garay es cofundadora de una asociación civil llamada "Solidaridad y Participación", junto a su amiga. A través de esta organización, brindan servicios gratuitos a personas necesitadas en la comunidad, desde curaciones hasta apoyo alimentario. "Nosotros necesitamos ayuda tanto de voluntarios como de colaboraciones", dijo Garay. "Ponemos de nuestro bolsillo para los insumos, pero también ayudamos a familias con alimentos y prestamos servicios en hogares de ancianos".