La Navidad, a pesar de ser una festividad cristiana, es parte de la cultura de todos y todas como un momento de encuentro con la familia, la biológica y la elegida. Verónica Araya, reconocida activista por las personas transgénero, transexuales y travestis y coordinadora de ATTTA, dialogó con Romina González con motivo de esta importante fecha, ahondando en el recuerdo de su infancia y las primeras fiestas como ella misma. 

Verónica recordó las fiestas de su infancia cuando era una niña con mucha alegría: "El recuerdo de mis Navidades cuando era niña tiene que ver con los olores de la comida en mi casa. El lechón al horno, las empanadas sanjuaninas al horno de barro, en familia, jugando con mis primos y primas. Eran momentos muy lindos, muy felices".

También compartió que esperaba las fiestas con muchas ansias, “como una niña más con sus primas”, pensando y soñando con qué iba a ponerse esa noche, aunque no pudiera elegir la ropa que quería. Ante la imposibilidad de vestirse como quería “jugaba con mis primas a escondidas y lo hacía”-

Con el pasar de los años las cosas cambiaron y Verónica tuvo que vivir su primera Navidad (como Tania en ese momento) lejos de su familia biológica, pero cerca de su familia elegida. Insistió en que las primeras Navidades como ella misma fueron muy tristes pero muy alegres a la vez porque ella sentía que era como ella quería y estaba con gente que la respetaba. 

"Con mi familia trans podíamos hablar de igual a igual, hacer los mismos chistes, vestirnos de la misma forma, compartir la ropa y maquillarnos", agregó. Destacó también que por ellas juntas podían vivir las fiestas sin que nadie las rete, sin que nadie las maltrate.

La primera Navidad

Fue en La Rioja, con una compañera suya que ya falleció hace bastante, Sandra. Su amiga era pobre y vivía en el medio del campo. Una zona de ranchitos de cartones y de chapas, ahí vivía Sandra sola, porque también la excluyeron de su casa. "Yo era chiquita, tenía 12 años, muy chiquita" comentó Verónica al recordar su primera navidad con su nueva familia.

Al hablar de la Navidad, de esa Navidad, con lágrimas en los ojos manifestó su tristeza por su familia trans que hoy ya no está, la tristeza de gente muy joven y muy querida por ella que murió. "Siempre las tengo en mi memoria, siempre están esos recuerdos de las Navidades".

Verónica Araya y sus primeras Navidades como ella misma
Verónica Araya y sus primeras Navidades como ella misma
Verónica Araya y sus primeras Navidades como ella misma
Verónica Araya y sus primeras Navidades como ella misma
Verónica Araya y sus primeras Navidades como ella misma

El reencuentro

Verónica se reencontró con sus padres a sus 16 años, cuando ellos empezaron a aceptarla. Cuatro años sin ningún tipo de contacto. "No existían los celulares, quizás un mensaje por ahí para saber de mi familia preguntándole a vecinos, pero nada más", contó. 

Araya sostiene que su activismo, como el de todas las personas trans, empieza desde el momento cero cuando uno elige ser quien es. Reconoce el camino recorrido por ella y sus compañeras y agradece que "ya no va a haber una Verónica en el campo, en un río, golpeada a los 12 años, pasando Navidades con 13 y 14 años detenida por la policía".

Vivir la vida con temor

Desde chica Verónica pasó por muchas situaciones donde sus derechos fueron vulnerados: "Nos llevaban detenidas por ser mujeres trans (...), por ir a comprar al supermercado". Esto pasaba en todo el país. A ella le pasó en Buenos Aires, en Catamarca, en La Rioja y en San Juan. "Son heridas que te quedan marcadas para siempre. Bastaba con tener una identidad de género distinta para que terminaras en un calabozo", agregó. 

Las Navidades ahora

En la actualidad, la militante puede vivir las fiestas de otra manera. Hoy porque tiene otra relación con su familia biológica. "El cambio se da cuando la familia entiende que nuestra identidad no es un capricho de un día", sostuvo y compartió que hoy tiene una relación hermosa con su familia, muy numerosa, con muchos sobrinas y sobrinos. Luego de compartir la cena con su familia biológica, se acerca a compartir un momento con sus amigas y familia trans, un grupo de compañeras trans.

El activismo

Como se mencionó anteriormente, Verónica está convencida que todas las personas trans son activistas, siempre, por simplemente el hecho de vivir como quieren y como sienten. "Soy activista por mi historia de vida (...), por mis raíces".

La militante comenta que ella 'activa' porque a pesar de muchos calabozos, de muchas golpizas, discriminación y violaciones, la vida la trató bien y la premió con otras cosas, como su pareja con la que está hace 23 años. 

Cuando decidió volver a San Juan, a pesar del miedo y la recomendación de no hacerlo de sus compañeras, se puso a estudiar, a capacitarse y a trabajar para poder 'activar'. Se juntó con referentes, compañeras trans, que la guiaron, que la educaron y le dieron las herramientas para poder militar. Ahí se encontró con ATTTA, organización que ella coordina en la actualidad en la provincia.

"Fuimos activando primero por la policía para caminar libres, después entramos a la Universidad de Ciencias Sociales y fuimos las primeras chicas trans en dar una charla ahí", contó Verónica.

"Esto no es un capricho, las mujeres trans nacemos mujeres trans, somos mujeres trans, travestis, transexuales o transgénero, pero somos mujeres trans o varones trans. No nos van a cambiar". 

Su deseo de Navidad

"Para las familias que contengan esas niñas, esas infancias, respeten su identidad. Escuchen a los hijos, a las hijas, es como lo ven. Esto existe, es así y hoy por suerte se ve" aseguró orgullosa Verónica y sumó: "respeten la identidad de las infancias trans, escuchen a sus hijos y a sus hijas"

Según Araya, el propósito de la militancia que lleva adelante es "para que las infancias sean un poco más fáciles, más alegres". Por último sostuvo la importancia de no excluir a las personas trans de sus casas ni del seno familiar porque "cuando los expulsas de la casa lo único que pasa es que expones a tu hijo a que lo violen, a que lo maten, a cualquier cosa".

A sus compañeras y compañeras, Verónica recomienda nunca bajar los brazos, que luchen por sus convicciones, por su identidad de género. Reconociendo que en el proceso se sufre mucho (y que las mujeres trans lloran el doble), “pero siempre caminando con alegría, siempre fuertes y siempre respetando para que nos respeten”.