El informe, que antes era presentado por el secretario de Estado mediante rueda de prensa, no ocurrió así en esta ocasión. El mismo expone las conclusiones sobre la situación de los derechos humanos en todo el mundo, pero no presenta una lista, ya que "la situación general es muy diversa", según indicó un funcionario estadounidense en una teleconferencia con periodistas.

En cuanto a Cuba, la misma fuente detalló que el secretario de Estado, Rex Tillerson, había expresado su deseo de trabajar con el Congreso estadounidense para "continuar presionando" a Cuba para que mejore su situación en materia de derechos humanos.

De esta manera, EEUU advierte en el texto, correspondiente a 2016, de las "duras condiciones carcelarias, las detenciones arbitrarias o por motivaciones políticas, el procesamiento selectivo, la negación de un juicio justo y las restricciones de viaje".

"Las autoridades interfirieron con la privacidad mediante la participación en el monitoreo y la censura de las comunicaciones privadas. El gobierno no respetó las libertades de expresión y prensa, restringió el acceso a internet, mantuvo el monopolio de los medios de comunicación, limitó la libertad académica y mantuvo algunas restricciones sobre la capacidad de reunión de los grupos religiosos no registrados", remarca el documento.

Estados Unidos, además insiste en que "el gobierno cubano se negó a reconocer a grupos independientes de derechos humanos o permitirles funcionar legalmente".

"El gobierno continuó impidiendo a los trabajadores formar sindicatos independientes y de otro modo ejercer sus derechos laborales", añade el informe.

"Los funcionarios gubernamentales, bajo la dirección de sus superiores, cometieron la mayoría de los abusos contra los derechos humanos. La impunidad de los perpetradores continuó", apunta el texto.

El informe, sirve como guía al Congreso a la hora de decidir la ayuda exterior para cada país, y examina el comportamiento de los gobiernos de todo el mundo, menos el de EEUU respecto a los derechos humanos.