"Hay un montón de sexo en nuestros barcos". Bob Hannaford, organizador del crucero junto a su mujer Tess, es contundente. Más allá de que el público que recibe es variado -algunos buscan experimentar, otros buscan ser observados, otros solo pasar un momento diferente- todos los que se congregan el barco saben que no hay reglas. O que, más bien, las reglas son bien distintas a las de un crucero convencional. Desde 2004 se lleva adelante la propuesta, pero su repercusión creció en el último tiempo. Son cuatro días y 2.100 pasajeros a bordo dispuestos a liberarse. El barco parte desde Los Ángeles, pasa por Ensenada, México, y después regresa a la ciudad de origen.

El evento recibe swingers y curiosos de todas partes del mundo. La próxima gran cita tendrá lugar el 3 de octubre. Su objetivo, de acuerdo con la descripción, es "expandir los horizontes sexuales de quienes se embarcan en la aventura". A sabiendas de las dudas que pueden existir, Couples Cruise, la empresa organizadora, dedica la primera noche a hacer un tour y responder las inquietudes en torno a qué está permitido y qué no. El tema vestimenta es una de las cuestiones que más aparece. ¿Hay que estar siempre vestido? ¿Se puede hacer nudismo? ¿El nudismo es obligatorio?

"Podés ir en topless, sin la parte de abajo, en tanga… podés hacer lo que vos quieras", le dijo Hannaford a The Sun. De hecho, una de las opciones predilectas por los pasajeros es el body painting. Durante los cuatro días, las fiestas eróticas y la experimentación son moneda corriente. "Nuestros cruceros excitan a la gente. Muchas parejas me confiesan cómo la experiencia ha reavivado su pasión y cómo han mantenido más relaciones en nuestro crucero de las que habían tenido en meses", sostuvo el organizador. El crucero, de hecho, ofrece talleres sobre temáticas variadas en torno a la sexualidad como tantrismo o sadomasoquismo.