Alexander Gómez, un ciudadano méxico-estadounidense completamente anónimo hace tres días, era un adolescente de 16 años, con sueños y un pasado que combina pequeñas glorias deportivas. Alexander murió de un disparo en la cabeza a manos de la policía municipal de Acatlán, Oaxaca, el 9 de junio.

Encerrado en un ataúd de madera, Alexander fue despedido por sus compañeros del equipo Rayados. En un video que circula a través de redes sociales, se observa a los jóvenes celebrar el último gol de “Xander”, como lo llamaban de cariño. El ataúd fue trasladado al cementerio local de Acatlán donde también se le rindió un homenaje. “Van a pagar los culpable, no queremos más policías criminales, ya basta”, lanzó Teodoro Martínez, padre de la víctima.

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En las últimas horas, Martínez aseguró haber recibido amenazas por parte del presidente municipal de la región, Adán Maciel Sosa, quien tendrá que rendir declaración por el homicidio calificado del joven. Esa noche, el joven y sus amigos salieron a la tienda en sus motocicletas. De regreso, según testimonios, una patrulla les cerró el paso y abrió fuego presuntamente sin justificación.

De acuerdo con los elementos involucrados, los jóvenes trataron de burlar un retén y finalmente un arma se disparó accidentalmente. Sin embargo, la autosia reveló que Alexander murió de un disparo directo. Por los hechos hay un policía detenido que será acusado de homicidio calificado.

La víctima era integrante de un club de futbol en Veracruz, y se encontraba en Oaxaca visitando a familiares de parte de su madre. Alexander nació en Carolina del Norte, Estados Unidos, por lo que sus familiares también solicitaron la intervención de la Embajada de ese país en las indagaciones del caso.