Este viernes Bob Dylan lanzó "Rough and Rowdy Ways", el disco 39 de su carrera y el primero en ocho años con canciones originales, en donde con sutil maestría ofrece relatos y sonidos que condensan las distintas facetas que conforman y caracterizan su vasta obra, a modo de lúcido balance.

La reflexión, el romanticismo, las crónicas de épocas con su consecuente desfile de personajes de la cultura pop, la comedia negra y el omnipresente tributo a los grandes escritores aparecen resumidos, a veces de manera más evidente y otras más solapadas, en unos 70 minutos, bajo una hipnótica atmósfera conformada por baladas, valses y distintas vertientes del blues.

A los 79 años, luego de editar tres discos en los que hizo una lectura propia del cancionero estadounidense, el Premio Nobel de Literatura 2016 vuelve a decir presente en un momento clave del mundo moderno, desde el umbral, tanto personal como social, que separa el final de lo conocido, lo transitado, del paso a una instancia desconocida.

Es que más allá de las distintas historias o reflexiones que se suceden, es la noción de la muerte la que sobrevuela todo el álbum y obliga a reinterpretar las páginas pasadas.

Para ello, el hombre, que a lo largo de su trayectoria jugó a patear tableros y desconcertar a quienes creían poder definirlo con precisión, describe los tiempos que le tocaron transitar e influenciar; y sorprendentemente se permite también seguir sumando algunas piezas a su compleja obra.

Para la grabación de "Rough and Rowdy Wayss", Dylan se rodeó de las guitarras de Charlie Sexton y Bob Britt, el bajo de Tony Garnier, la batería de Matt Chamberlain, y de Alan Pasqua, Benmont Tench y Fionna Apple como tecladistas invitados.

Todos ellos suman un acompañamiento que se camufla en un "colchón" que no interfiere en el decir de Dylan, pero que cuando se pone la lupa permite apreciar preciosistas arreglos.

El músico se despacha en tiempos de pandemia y replanteos con una especie de brillante testamento. Quedará por descifrar si está hablando del final de su vida o de la sociedad como la conocemos, aunque pareciera imposible discernir qué marca el límite entre ambas cosas. 

Fuente: Télam.