Un grupo de mujeres presas en una prisión santafesina pidió la presencia de Leda Bergonzi. Al igual que los miles de personas que asisten cada martes a la ex Rural de Rosario, precisaban recibir la bendición de la mujer, a quien se le atribuyen “milagros”, es decir, modificaciones de estados de salud y de ánimo contundentes. La fundadora de la comunidad espiritual Soplo de Dios Viviente aceptó la invitación y concurrió al lugar el viernes pasado, junto a algunos compañeros de su grupo y sacerdotes.

La invitación a Soplo de Dios Viviente, Leda, llegó a través del capellán de la penitenciaría de mujeres, el padre Ariel Barbero, en el marco de un trabajo pastoral que vienen realizando no solo con las internas sino también con el personal del Servicio Penitenciario. De esta forma, la religiosa se presentó en el penal con 5 miembros más de su grupo espiritual y se sumaron unos 15 integrantes de la Pastoral Penitenciaria, quienes no ingresaron a los pabellones, pero acompañaron con oraciones en el predio.

El sacerdote Juan Pablo Núñez, accedió al interior del penal junto a Leda. “Fue un sacudón, no solo para las chicas, sino también para el Servicio Penitenciario, pudimos hacer un rato de oración con ellos antes de ingresar a los pabellones. La estaban esperando”, aseguró y consideró sobre su presencia intramuros: “Creo que tiene que ver con todo esto de un Dios que se abre a las periferias existenciales, como dice el Papa Francisco en uno de sus documentos, vivamos nuestra fe cristiana haciendo lo mismo que hacía Jesús, amando a todos sin hacer distinciones”.

Y afirmó: “Leda es la que más vive así, no hace distinciones de personas, no le importa si es una persona común del barrio, si es un pordiosero o si es una persona que tiene mucho dinero. En esta ocasión, eran chicas que estaban atravesando una pena a partir de cosas que habrán hecho. Y, sin embargo, la presencia de Dios fue muy grande”.

Los visitantes, liderados por Leda, ingresaron a los pabellones. Se estima que bendijo a unas 70 mujeres. “Fuimos invitados por un pabellón, pero después Leda quiso pasar también a los otros”, detalló y remarcó sobre cómo fue la conexión con las internas: “Leda tiene voz, tiene esa característica en su personalidad, entra y rompe estructuras, desdramatiza situaciones”. De acuerdo a lo que contó, algunas mujeres se mostraban retraídas y algo avergonzadas y Leda las fue a buscar. “Yo he visitado muchas veces la cárcel y esto fue fuera de lo normal, recalcó, la presencia de Dios fue muy fuerte y recordaba a este Jesús del Evangelio de Mateo 'Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve preso y me visitaste'”, expresó.