El violento hecho ocurrió el lunes por la tarde, sobre las 14hs en un kiosco de Mar del Plata. Según lo informado por Cristian, el kiosquero, se encontraba solo cuando dos hombres se acercaron al local y a punta de pistola le exigieron la recaudación del día.

“Uno de los malvivientes me pidió plata, no reaccioné y ahí me tiran el primer tiro, que le pegan a los chicles y por eso no me da a mí” relató Cristian al portal 0223. Cuando logró reaccionar, manoteó un gas pimienta y le arrojó en la cara a ambos delincuentes. “Primero al que estaba enfrente, el que tiró el tiro, y después al que estaba al lado. Cuando se están yendo ya con el efecto gas pimienta, me apuntó como para tirarme y como no pudo, tiró para arriba, pegó por ahí, pero no me pegó a mí. Luego hirió a su secuaz” afirmó.

El hecho quedó registrado por una cámara de seguridad del lugar. En las imágenes se logra ver la secuencia completa: dos delincuentes encapuchados llegan al local y en sólo 20 segundos sucede el pedido de dinero, la defensa del comerciante con el gas pimienta y los disparos. En el video se puede ver cómo un paquete de chicles sale volando tras recibir el primer disparo.

La bala quedó detenida en una caja de chicles TopLine sabor menta.

“Me salvaron los paquetes de chicle”, afirmó Cristian. La caja pequeña de TopLine sabor menta recibió la bala del primer disparo. Pese a la violenta situación que vivió, continúa trabajando asegurando que ya se fue “acostumbrando a que pasen los robos a cada rato”. Agregó que este es el sexto robo que sufre en los cuatro meses y medio que transcurrieron de este año. “Sentí que me podían haber matado, porque es así en todo momento, estamos solos, no hay seguridad. Acá siempre pasa algo, en esta cuadra siempre a alguien le están robando” lamentó.

Cristian tiene en el kiosco un botón antipánico que les facilitó la Municipalidad de General Pueyrredón a los comerciantes de la zona, pero en pleno asalto lo apretó y “no funcionó”. “La policía vino porque una señora escuchó los tiros y llamó al 911. Un policía me dijo: ‘Vos no tenés que hacer nada, tenés que llamarnos a nosotros’. Pero yo toqué el botón antipánico y no vinieron, cuando los llamaron tardaron 20 minutos en llegar. “Siempre hay un pretexto para no darnos seguridad, acá tiene más derechos el ladrón que la persona honrada que trabaja”, afirmó indignado.