Por medio de una  campaña liderada por el Programa de Naciones Unidas para el medio ambiente desde 2002, se logró erradicar la producción de combustible que contenía plomo por ser altamente perjudiciales para la salud y para el medioambiente.

La utilización de plomo en los combustibles comenzó en 1922 con el fin de mejorar el rendimiento en los motores, que hasta 1970 tenía predominancia en el mercado. Según estima la ONU, la erradicación del uso de gasolina con plomo evitará 1,2 millones de muertes prematuras y permitirá ahorrar 2,45 billones de dólares por año.

Las consecuencias dañinas para las salud son varias, entre las más graves se encuentran enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer. Además, la exposición afecta el desarrollo del cerebro de los niños y puede reducir el coeficiente entre 10 y 15.