'Acompañar todo lo bueno y rechazar todo lo malo', fue la consigna de Roberto Basualdo como jefe de la oposición durante los gobiernos de José Luis Gioja y Sergio Uñac. Fue acusado de colaboracionista por otras expresiones más radicalizadas. Pero el ex senador consolidó su espacio político a fuerza de moderación. 20 años después, su estilo se impuso. Hasta los peronistas parecen haberse contagiado.

Tanto Gioja como Uñac, que siguen siendo los referentes más importantes del justicialismo a pesar de la nueva conducción unificada, cuidan sobremanera sus declaraciones cuando tienen que referirse al gobierno provincial. Los caciques imponen el tono hacia abajo, aún cuando quede algún militante disconforme y dispuesto a lanzarles un par de huevos.

El clima de armonía tiene fundamento. Basualdo fue la piedra angular de esta convivencia que, por imperio de las urnas, el 10 de diciembre de 2023 invirtió las posiciones: el oficialismo pasó a la oposición y viceversa.

Pero hay más. El estilo basualdista está impreso en la conducción provincial. Se puede entender a partir de una comparación muy evidente.

El contraste entre Marcelo Orrego -heredero político de Basualdo- y Javier Milei es público y notorio. El gobernador tuvo roces fuertes -algunos muy fuertes- con Uñac durante los primeros días de gestión, pero ninguno se tradujo en una expresión desacomodada. Y lo que no trascendió en público, siempre pudo resolverse con un apretón de manos en privado. Es política.

El presidente, en cambio, llegó al poder con una motosierra y su discurso 'anti-casta', que básicamente implica enfrentarse a toda la dirigencia: no solo el justicialismo/kirchnerismo sino también los radicales, los gobernadores, los diputados y los senadores.

El costo de esa impericia fue la demora en obtener su Ley Bases. Tuvo que intervenir un veterano de 'la casta', como Guillermo Francos, para entenderse con los distintos sectores y lograr la sanción. Por supuesto, con las concesiones propias de toda negociación parlamentaria. No es exclusividad argentina. Es inherente al sistema.

Hasta ahora el único capítulo de la Ley Bases que debió analizar y discutir la Legislatura Provincial fue el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones. En una larga sesión de cinco horas, el PJ perdió por primera vez una votación en dos décadas. El oficialismo, en híper-minoría, logró construir una sólida mayoría para adherir al famoso RIGI.

A lo largo de esa sesión televisada vía streaming hubo discursos encendidos. Ninguno cruzó la barrera del agravio. Pocas horas después de la conquista, el vicegobernador Fabián Martín valoró ese tono de tolerancia. Lo hizo en vivo en una entrevista en Banda Ancha. Y se ocupó de marcar la diferencia con la Casa Rosada.

'Una vez en el cargo, hay que medir las palabras, hay que buscar los equilibrios, somos personas de la democracia y tenemos que generar el diálogo aún con aquellos que piensen absolutamente distinto’, dijo el vice. 

Efectivamente, a él le tocó gestar los acuerdos para edificar la mayoría de 21 a 14 que obtuvo la adhesión al RIGI. Pero no fue solamente mérito suyo o del oficialismo orreguista, sino también del estilo basualdista que contagió al peronismo: el de Gioja y el de Uñac.

Ambas corrientes del PJ se unificaron en la interna partidaria. Llevaron un discurso uniforme a la Legislatura, de oposición férrea al RIGI. Pero al mismo tiempo evitaron condenar a sus compañeros que votaron a favor.

No pasó lo mismo cuando se trató el régimen de incentivos en el Congreso Nacional. Walberto Allende, Fabiola Aubone y Jorge Chica fueron tildados de traidores por algunos militantes, a punto tal que Uñac luego se abstuvo de acompañar en el Senado. El escrache no perdonó a ninguna oveja descarriada.

Por eso fue notable que en San Juan se evitara la persecución a los colaboracionistas. Hay que revisar el archivo para recordar los nombres del peronismo que acompañaron a Orrego y le dieron esta victoria para exhibir a nivel nacional. Una semana después, la nómina ya se convirtió en anécdota.

¿Acaso alguien del PJ salió a cuestionar el voto de Franco Aranda, los tres bloquistas, el calingastino Jorge Castañeda, el albardonero Pedro Albagli, el angaquero Marcelo Mallea o el vallisto Omar Ortiz?

Esa mesura que irradia la Legislatura, a pesar de la enorme disparidad de fuerzas, merece un rótulo, una etiqueta. Tal vez la más apropiada sea esa: el estilo basualdista. 'Acompañar todo lo bueno y rechazar todo lo malo'. Aunque no siempre sea tan fácil identificar lo uno y lo otro.


JAQUE MATE