El pase sanitario es parte del combo
Hay una colisión entre el derecho individual de vacunarse o no y el perjuicio colectivo que ocasionan los sectores que rechazan las dosis. En Europa le van encontrando la vuelta.
La recepción parisina para Lio Messi fue conmovedora, impactante, previsible. También fue reveladora desde el punto de vista sanitario, porque las imágenes mostraron una aglomeración de fanáticos y fanáticas como en las viejas épocas, a cara descubierta la mayoría, sin tapabocas. Pura pasión futbolera, sin el fantasma del Covid 19. Visto desde San Juan resulta interesante analizar el fenómeno, si de alguna manera anticipa lo que sucederá el próximo verano en Argentina.
El docente universitario sanjuanino Pablo Díaz, residente francés desde hace varios años, explicó en Banda Ancha las imágenes que llegaban desde París. Dijo que esas personas para acceder a los alrededores del aeropuerto seguramente tuvieron que exhibir su carnet de vacunación con las dos dosis colocadas. Que si bien todavía quedan sectores ruidosos que objetan y rechazan las dosis, la gran mayoría ya pasó por el pinchazo. El resultado es la inmunidad de rebaño.
Argentina está avanzando en la vacunación. Según el presidente Alberto Fernández, el 80 por ciento de los mayores de 18 años ya recibió al menos la primera dosis. La consigna en agosto es acelerar el dispositivo para completar con segundas aplicaciones a un porcentaje significativo de la población. Fue el camino recorrido por las naciones europeas. Para ellos en el viejo continente, fue la etapa previa al carnet sanitario.
Francia junto con Austria, Dinamarca e Italia ya implementaron el pase que reserva el acceso a determinados sitios únicamente para personas vacunadas. Por ejemplo restoranes, bares, transporte público y gimnasios. Próximamente el estado de Nueva York se sumaría a la medida, como último recurso para estimular a los que aún se resisten a la inmunización. En España y en Alemania dejaron a los gobiernos regionales la decisión de aplicar o no restricciones.
El problema es la colisión de derechos. Por un lado, las vacunas se encuentran en Fase 3, por lo tanto todavía son experimentales. Hay evidencia acerca de su efectividad y sobre sus resultados adversos acotados. Pero deberían pasar varios años para tener certezas como sucedió con otros desarrollos de laboratorio similares. La emergencia forzó al mundo a inocular prematuramente, para cortar la evolución del Covid 19. Mientras siga la transmisión viral, seguirá mutando la peste, arrojando variantes cada vez más contagiosas y letales.
Por el carácter experimental, la vacunación no es obligatoria. Hubo un operativo de persuasión importante y se inmunizaron las mayorías en todos los países donde hubo acceso a estos medicamentos (que no son todos). Pero esos grupos que quedan todavía sin recibir ninguna dosis son susceptibles de estar incubando las nuevas variantes. Entonces se convierte en un problema de nunca acabar.
Colisiona el derecho personal contra el derecho colectivo. Y es un tema no resuelto a escala planetaria. Mucho menos en Argentina y en San Juan. El martes 3 de agosto en Paren las Rotativas el secretario general de UDAP, Luis Lucero, gambeteó la respuesta porque posiblemente no la tenga. Le preguntaron si está de acuerdo con obligar a los docentes a que se vacunen. Queda un mínimo porcentaje. Como sindicalista no pudo patear en contra de sus propios afiliados. Como sindicalista tampoco pudo obviar que cada compañero no vacunado complica al sistema educativo en su conjunto.
Más concreta fue la respuesta de la secretaria general del Sindicato Empleados de Comercio, Mirna Moral, este miércoles en Banda Ancha. Dijo que personalmente estaría a favor de un pase sanitario si es lo que favorece a la mayoría. Habló del conflicto de intereses no resuelto y de la primera decisión que debieron tomar días atrás, cuando tuvieron dos partidos de hockey sobre patines. Habilitaron dos tribunas, una para vacunados y otra para no vacunados.
Se plantearon la alternativa de permitir el ingreso solo a los que acreditaran al menos una dosis aplicada. Pero lo desecharon rápidamente. Si el gobierno nacional no ha establecido ninguna restricción de ese tipo ni tampoco lo ha hecho el gobierno provincial, un sindicato no debería extralimitarse. Entonces optaron por habilitar dos sectores, como se hizo anteriormente en el autódromo del Villicum. Separados unos de otros, es el primer paso racional.
Mientras tanto, en Jujuy el gobernador radical Gerardo Morales decretó la vacunación obligatoria para los trabajadores estatales y pidió que el sector privado acompañe con la misma medida. Pero se enfrentó con denuncias por el avasallamiento a las libertades individuales.
Algo similar sucedió en San Juan cuando el mes pasado el intendente de Valle Fértil, Omar Ortiz, firmó un decreto para forzar a los empleados municipales a vacunarse contra el Coronavirus. El gobierno provincial tomó distancia de esta medida. En Canal 13 el vicegobernador Roberto Gattoni dijo que nunca la intención oficial fue coartar derechos sino estimular la inmunización voluntaria.
Hay niveles dispares de adhesión según el segmento que se considere. Los adultos mayores se vacunaron en gran medida, también el personal de Salud y el de Educación. Un poco menos el de Seguridad. El grupo de los 50 a los 59 años apenas había superado un tercio de la estimación original de Salud Pública. La demanda de dosis para adolescentes de 12 a 17 años con comorbilidad alcanzaba un cuarto de lo esperado. Mientras tanto, acecha la variante Delta.
En medio de un mar de incertidumbre, la pandemia se hizo predecible para el hemisferio Sur porque todo pasó primero en el Norte. Lo que sucedió en Europa y en Estados Unidos, luego se trasladó a esta latitud. Entonces las imágenes de hinchas parisinos agolpados por la llegada de Messi, puede ser el anticipo de lo que vendrá en un par de meses. El pase sanitario es parte del combo.
JAQUE MATE