Arrancó muy edulcorada la feria minera este miércoles hasta que el secretario general del sindicato AOMA, Héctor Laplace, cortó con tanta dulzura. Es una actividad promisoria, sí. Hay una demanda creciente de litio y cobre por la transición energética planetaria, sí. Argentina tiene estos recursos hundidos en la montaña, sí. Pero hay una serie de nubarrones imposibles de disimular. Entonces la feria minera se llenó de facturas a toda escala. 

Hubo reproches desde lo macro hasta lo micro, que debieron escuchar las autoridades presentes, fundamentalmente la enviada de Sergio Massa, la secretaria de Minería de Nación, Fernanda Ávila. La catamarqueña fue prudente frente al embate. Se privó de hacer promesas fáciles o de ganarse un aplauso fugaz. Simplemente dejó abierta la puerta al diálogo para ir resolviendo lo que se pueda, como se pueda, eslabón por eslabón.

Los problemas de la minería son varios. En honor a la brevedad, se puede citar los más emergentes: la cuestión cambiaria, la cuestión impositiva y la cuestión legal. Casi nada. Sobre esto último hizo foco Laplace, el veterano sindicalista de AOMA que se convirtió hace tiempo en un aliado importante a la hora del lobby, cada vez que la minería se vio amenazada por alguna idea porteña.

En esta ocasión, Laplace se manifestó 'preocupado y ocupado por la ley de humedales y la ley de cierre de minas'. Las provincias lograron poner un freno transitorio en el Congreso Nacional fundamentalmente al primer proyecto, pero es un debate que habrá que dar más temprano que tarde. Revive un clásico del Parlamento: ambientalistas versus mineros y viceversa. Nada nuevo bajo el sol. A menudo los primeros tienen residencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

No escuchó mucho más la secretaria de Minería de Nación. Su vuelo estaba a punto de partir. Seguramente nada de lo que se dijo después de su retirada hubiera sido nuevo para ella tampoco. Por eso dejó un mensaje político, carente de anuncios concretos.

Dijo que 'la minería tiene un rol central en el modelo de desarrollo del país'. Fue importante que lo repita aunque sea una frase remanida. En tiempos de escasez de dólares, la actividad minera es una fuente de divisas muy potente, hoy subestimada y subexplotada.

Ávila consideró que 'no hay una solución única' en función de los planteos que están haciendo 'los actores de la industria', entonces se comprometió a buscar respuestas 'individuales y concretas'. Los tiempos apremian, entre otras razones porque por estos días se está discutiendo el Presupuesto 2023 y ahí está contenido el esquema tributario para el año próximo.

Abogada de profesión, la enviada de Massa volvió a refugiarse en la política para atemperar el clima de reclamo. Propuso 'encontrarnos a mitad de camino entre las necesidades que tiene el sector y las posibilidades que tiene el país'. Dicho de otro modo: nadie espere milagros porque no sucederán. 

Lo que vino después fue un repaso de las comparaciones largamente conocidas. Ávila recordó que Chile y Perú exportan 17 veces lo que exporta Argentina, teniendo el mismo potencial geológico. Habló de mejorar los incentivos a la exploración minera, porque Chile por ejemplo destina ocho veces lo que destina Argentina para esa fase inicial.

Un aplauso de cortesía despidió a la secretaria de Minería de Nación, que no se pudo quedar para escuchar el reclamo de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM). 

Antes se habían sucedido los mensajes de concordia y optimismo. Desde el slogan 'San Juan, tierra de oportunidades' que rescató el intendente anfitrión, Fabián Gramajo, hasta la sociedad estratégica que propuso el ministro de Minería Carlos Astudillo: 'ustedes al lado de nosotros y nosotros al lado de ustedes'.

El presidente de la Cámara Minera de San Juan, Mario Hernández, también optó por un mensaje cordial, alejado de los reproches. Apenas deslizó la necesidad de 'buscar la sostenibilidad' del sector. Esas tres simples palabras sirvieron para dejar constancia de las respuestas que todavía está esperando el empresariado.

El secretario general del sindicato jerárquico minero (ASIJEMIN), Marcelo Mena, le había puesto paños fríos al asunto. No es un gremio complaciente, en absoluto. De hecho estuvo a punto de parar grandes faenas como Veladero y Gualcamayo, por la falta de acuerdo salarial con las empresas. Pero en ocasión de la feria apeló a la memoria colectiva del sector para no quebrar el frente común.

'Tengo muy fresco el San Juan del 2001. Cuando vivimos tiempos difíciles parece que olvidamos rápidamente', sostuvo Mena. Dicho de otro modo, aunque el panorama se presente sombrío, la minería necesita una fuerte alianza de lo público y lo privado que ponga en valor lo conseguido y sea capaz de corregir los desvíos.

En ese sentido fue interesante el reconocimiento que hizo el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil. Dijo que 'Alumbrera no fue una buena experiencia' porque 'no dejó lo que debía dejar'. 

Esa parece ser la clave de la cuestión: quién gana cuánto, cada vez que se extrae una onza de oro o una libra de cobre de la alta montaña; cuánto se llevan las grandes empresas multinacionales que son las que hacen la inversión, cuánto obtienen las pymes locales y cuánto queda para el Estado. El recurso está, es evidente. Cómo se reparte, es el asunto que define las tensiones.

Por eso el referente de los prestadores mineros, Sergio Vallejos, dijo un poco más tarde en el stand de Canal 13 en la feria minera que los pequeños y medianos empresarios sanjuaninos están poco representados y tienen poco para festejar. Que molestó la definición de Astudillo de días anteriores, acerca de que Josemaría le quedó grande a San Juan.

Así como Catamarca aprendió con Alumbrera, San Juan también pasó por su propia experiencia desde 2005, cuando comenzó a producir Veladero. Hubo éxitos y frustraciones. Mucho para corregir. Mucho para cuidar también, entre tanto pase de factura.

Por eso Sergio Uñac buscó ponerle un paréntesis a los tironeos, al finalizar el simbólico acto de apertura de la feria minera.  'Debemos ponderar y consolidar el camino transitado', dijo el gobernador. Hay bastante claridad hacia atrás, sobre lo que fue. Es precisamente lo que falta cuando hay que mirar hacia adelante.


JAQUE MATE