Rivadavia, el departamento accesible y las contraindicaciones
La ausencia de Fabián Martín en el acto de entrega de viviendas con el presidente Alberto Fernández tuvo sentido político. Claramente no fue un hecho aislado.
Protestó el intendente de Rivadavia, Fabián Martín, por haber sido excluido de la lista de invitados en la visita presidencial del lunes pasado. La entrega más impresionante de viviendas de la que se tenga registro reciente ocurrió en su departamento. E incluso Alberto Fernández visitó el Parque de Tecnologías Ambientales y el Centro Anchipurac, que tienen asiento en la misma zona. La ausencia del dirigente de Juntos por el Cambio tuvo sentido político. Hay que desmenuzar el escenario para comprender lo sucedido y anticipar lo que vendrá, porque claramente este no fue un hecho aislado.
En declaraciones a la prensa, Martín acusó al gobierno de Sergio Uñac de haberlo discriminado por no haberlo incluido en la nómina del protocolo para acompañar al presidente en la entrega de viviendas. Sin embargo, el secretario de Estado de Ambiente, Francisco Guevara, salió a cruzarlo este martes en Banda Ancha. Palabras más, palabras menos, dijo que el intendente tiene que asumir la responsabilidad que le cabe: si vive militando en contra de la gestión albertista, hubiera sido contradictorio hacerlo parte de una inversión pública de origen federal en la que el municipio no tuvo intervención.
El razonamiento de Guevara puede ser discutible, ciertamente. Martín podrá retrucar que lo institucional no debería confudirse con lo político. Sin embargo, la política está entreverada en cada declaración y en cada acción. Mucho más cuando empezó el tiempo de descuento para las elecciones de 2023. Aunque no hay calendario todavía, se estima que en unos seis a siete meses habrá que votar en San Juan. Si a ese plazo se le descuenta el paréntesis del Mundial de Qatar, las fiestas de fin de año y el parate de enero, en realidad queda un puñado de semanas para zambullirse en la próxima campaña. O, visto de otro modo, la campaña ya empezó.
¿Fue entonces un acto de campaña la entrega de viviendas del lunes pasado? En términos estrictos no lo fue. Para las 873 familias que recibieron la llave de su nuevo hogar habrá sido una fecha inolvidable en sus vidas. Por quién vayan a votar el año que viene será harina de otro costal. Sin embargo, en la ceremonia hubo encendidos discursos para marcar las diferencias con el modelo que ya mostró Mauricio Macri, máximo exponente de Cambiemos y de Juntos por el Cambio.
Uñac recordó que el expresidente se pasó los cuatro años prometiendo las mismas viviendas que nunca llegaron. En contraste, Fernández supo honrar cada compromiso asumido con los sanjuaninos. Todo esto se pudo ver en vivo y en directo. Uñac no faltó a la verdad y aquella mochila todavía sigue pesando sobre las espaldas de Juntos por el Cambio.
Entonces no fue un acto político el del lunes pasado, pero tuvo notas políticas indudablemente. Y que haya sucedido todo en Rivadavia no fue una cuestión meramente aleatoria. Antes de ir a la entrega de viviendas, lo llevaron al presidente al Parque de Tecnologías Ambientales y al Centro Anchipurac. Es cierto que ambos complejos están cerca de los barrios donde se iba a desarrollar la agenda, pero esas instalaciones tienen también otra implicancia.
Son la síntesis de la inversión provincial en un departamento gestionado por la oposición. Rivadavia es un bastión de Juntos por el Cambio desde que Martín logró una contundente reelección en 2019. La misión del justicialismo es poner en vidriera que mucho de lo que está sucediendo en ese distrito es por decisión del gobernador y su equipo.
No inocentemente Uñac puso a Guevara al frente de ese complejo ambiental en Rivadavia. Podría funcionar como una plataforma de lanzamiento para el joven exdiputado nacional que tiene vocación de poder. Más allá de alguna respuesta evasiva, Guevara es uno de los justicialistas que aspiran a la Intendencia de Rivadavia. No es el único, por cierto. Pero cuenta con un visible guiño de Casa de Gobierno para jugar hasta donde le alcance el combustible.
El sistema electoral SIPAD, la nueva versión de la vieja Ley de Lemas, está hecho a la medida del PJ y aliados en Rivadavia, porque permitirá la sumatoria de cada expresión. Aunque Martín no podrá ir por otro mandato consecutivo, ya lanzó algunos referentes de su espacio para que tomen la posta. Los diputados Sergio Miodowsky y Nancy Picón tomaron la delantera. Cuentan con la transferencia de votos que pueda hacerles el actual intendente. Cualquiera podría interpretar que corren con el caballo del comisario, como dice el refrán.
Ninguno de los retadores justicialistas o aliados tiene la espalda suficiente para destronar a Martín. O al menos ninguno la tuvo en 2019, a pesar de haber montado una primaria súper competitiva, entre Marcelo Delgado, Ruperto Godoy y Raúl Alonso. El SIPAD ahora sumará los votos y posiblemente lo que no consiguieron por separado puedan lograrlo en conjunto. Es la lógica lisa y llana de 'la unión hace la fuerza'.
Pero aparte de la ingeniería electoral está la política, siempre la política. 'No nos podemos limar entre nosotros', reflexionó en voz alta Guevara este martes en Canal 13. Ya tuvieron algunos episodios, algunas escaramuzas internas. Se miran por encima del hombro. Se celan.
El adversario es Martín, con sus herederos. Es una figura tan potente que incluso cotiza para algún cargo provincial. Todos en Juntos por el Cambio consideran que, después de Marcelo Orrego, Martín es más competitivo para la gobernación. Hace un par de meses empezó a recorrer la provincia en un sugestivo movimiento de campaña que anticipa su próximo destino. Jugará en otra liga.
No por ello Martín se despegará de Rivadavia. Es su 'tierra santa', como ya se analizó en esta columna Jaque Mate el 25 de octubre pasado. Sabe que tendrá que aguantar una ofensiva importante del Frente de Todos. Que habrá artillería pesada. Porque nuevamente Rivadavia puede ser un departamento accesible para el PJ y aliados, pero no libre de contraindicaciones.
JAQUE MATE