Si el Gran Hermano lo dice...
César Gioja salió a ponerle paños fríos a la interna peronista, al pedir 'una conducción de transición' en coincidencia con el uñaquismo. ¿Lo escuchará José Luis?
Fue enfático César Gioja, el Gran Hermano, este martes en Banda Ancha al referirse a la situación actual del justicialismo: está destruido y hay que rearmarlo. Y para eso, el único camino será conciliar una conducción de transición. Posiblemente, con el veinticinqueño Juan Carlos Quiroga Moyano como piloto de tormenta. Llamativamente, su coincidencia con el uñaquismo fue manifiesta. ¿Lo escuchará José Luis?
La relación de los hermanos Gioja ha sido zigzagueante. Pero siguen escuchándose, aún cuando haya disidencias. Por eso fue altamente relevante que César salga a plantar bandera por una receta que garantice armonía. Relativa armonía, al menos.
Según el senador mandato cumplido, Quiroga Moyano ostenta una gran virtud por encima de otros: 'no tiene capacidad de daño'. ¿Qué significa esto? Lo que se viene diciendo en esta columna hace tiempo: que el veinticinqueño no representa una amenaza para nadie en 2025 ni en 2027. No guarda aspiraciones a ser legislador nacional ni mucho menos tiene vocación de ir por la gobernación. Otros sí.
Por ejemplo, el chimbero Fabián Gramajo. El líder fundador de 'Chimbas te quiero', devenido en 'San Juan te quiero', sigue trabajando en el territorio para sumar voluntades detrás de su proyecto político. Quiere conducir el peronismo y de ahí catapultarse para el 2027. Nadie le quita el derecho, pero que vayan a concederle la ventaja es otra cosa.
El uñaquismo desde el arranque rechazó darle a Gramajo la antorcha. Le reconocen el liderazgo territorial chimbero, pero nada más. Todavía tiene que mostrar su gravitación fuera del distrito que lo vio nacer políticamente. Si bien fue candidato a vicegobernador en 2023, lo hizo apadrinado por el giojismo.
Y si Gioja está menguado en su poder por el paso del tiempo, Gramajo tendrá que probar sus aptitudes, abrir los codos y esperar que no prospere el acuerdo de cúpula con Uñac. Si hubiese ruptura arriba, recién entonces el giojismo podría evaluar la alianza con el chimbero. Hoy ese escenario parece debilitarse.
El germen del acuerdo se vio en el Congreso de la Juventud Peronista el pasado viernes. Los muchachos del uñaquismo, el giojismo y La Cámpora se entendieron con relativa rapidez, en cumplimiento de las indicaciones que habían recibido de sus respectivos caciques.
Gramajo intentará hacer una exhibición de estructura este jueves, cuando reciba a intendentes de ciudades peronistas de buena parte del país. Curiosamente, la sede del encuentro será un hotel en Santa Lucía, no en Chimbas. Todo un símbolo para sacarse de encima el estigma de que, fuera de su tierra, no tiene nada y no puede nada.
César midió milimétricamente sus palabras, pero dijo que no es tiempo de coronar a nadie. Por el contrario, hay que orientar el partido en esta etapa hacia el debate político. Y eso solamente sería posible con una conducción más horizontal, con una figura de transición. Con Quiroga Moyano. En el uñaquismo habrán cantado bingo cuando lo escucharon.
De César se podía esperar que acentuara el lobby por su hijo, Leonardo Gioja. En su fuero más íntimo, el Gran Hermano sueña con el ascenso de su heredero. Pero no será ahora el momento oportuno. Quedó sellado en la entrevista de este martes en Canal 13.
Vale hacer la aclaración, por si no hubiese quedado lo suficientemente claro: lo que diga César no representa a José Luis. Y el jefe del espacio sigue siendo el ex gobernador. De hecho, lo admitió el Gran Hermano.
Tuvo una consideración bastante salomónica con respecto a José Luis y a Sergio Uñac. Les reconoció a ambos que siguen siendo los únicos referentes inequívocos, con conducción y liderazgo. Los únicos. Es decir, ningún otro tiene las condiciones -todavía- para tomar la posta. Esa definición fue excluyente.
No se guardó la crítica reiterada hacia ambos tampoco cuando tuvo que referirse a la derrota del 2023. 'El responsable número uno es el caprichoso, el responsable número dos es el que se prestó para la división del peronismo', dijo César. ¿Hace falta ponerle nombres a la frase?
Pero, aún sin acuerdo, hay un punto de consenso: ambos se autoexcluyeron de la contienda. Es el requisito fundamental para poder dar vuelta la página y empezar de nuevo. Ahora solo les falta conciliar la fecha. Y los nombres. Nada que la política no pueda resolver. Eso sí, cuidando de contener a todos y todas. Ni siquiera así habrá garantías. Siempre puede quedar algún enojado por ahí dando vueltas. Y el PJ ya sabe el alto costo que eso significa.
JAQUE MATE