A meses de haberse iniciado la más cruenta dictadura cívico militar en Argentina, el 23 de octubre de 1976 un grupo de civiles con la cara descubierta, estacionaron un Ford Flacon en la puerta de una imprenta ubicada en pleno centro sanjuanino. A cara descubierta, y a pleno luz del día, los sujetos se llevaron a Florentino Arias, dueño de la misma, militante de la Juventud Peronista (JP) y jefe de imprenta de la Facultad de Ingeniería.

El comercio ubicado en Laprida entre Sarmiento y Catamarca fue irrumpido por los secuestradores. Su hija, Silvina Airas y su nieta, Yanet Marchan pasaron por Banda Ancha para rememorar la historia de desaparición de su padre y abuelo en el marco de un nuevo Día de la Memoria la Verdad y la Justicia.

Silvina, que al momento de la desaparición de su padre tenía 4 años, contó que ella y su madre eran una segunda familia de Florentino. Esta situación hizo que no fueran perseguidas por las fuerzas armadas, pero si debieron rebuscárselas económicamente y socialmente porque su madre debió salir a buscar trabajo, y ella se anotaba sola en la escuela por los tiempos de su mamá. Ni hablar de la distancia de los vecinos y de las preguntas incomodas de las maestras.

La hija del imprentero y su madre se enteraron que este había estado preso en el Penal de Chimbas. Ese mismo día del secuestro, la mujer se acercó a la imprenta preocupada porque no llegaba a casa, y se encontró con que todavía había algunos civiles que habían sido parte del secuestro de su pareja. A los sujetos les dijo que había ido a buscar trabajo y así pudo zafar de que la ‘chuparan’ también a ella.

Yanet Marchan, nieta de Florentino también ayudó a reconstruir la historia del militante de la JP. Fue su madre, de 9 años en ese entonces, quien sufrió la desaparición de Florentino. Ella fue la encargada de contarle como era su abuelo y trasmitirle el dolor por su desaparición. Dolor que la hizo ser parte de la Agrupación Hijos de Desaparecidos de San Juan.

En coordinación con el momento del secuestro de Arias en su negocio, otros civiles se hicieron presente en su hogar para revolver todo, allanar sin orden judicial alguna, llevarse documentación suya, y la mayoría de sus fotos. La abuela de Yanet fue detenida en su propia casa junto a sus 9 hijos por unas horas en las que estos sujetos revisaron toda la vivienda.

‘La historia de mi familia fue más pesada que la de la otra que tenía mi abuelo. El convivía más con mi abuela y sus hijo, y eso después le paso factura a ellos’, contó la nieta de imprentero. La misma noche del trágico día, los civiles volvieron a la casa y nuevamente detuvieron en el domicilio a la mujer. ‘Se llevaron la mayoría de las fotos por lo que casi no tenemos imágenes de mi abuelo, la idea era borrar todo registro de vida de él’, expresó.

El socio de Florentino, José Scadding fue el único testigo de su desaparición. El hombre vio como se lo llevaban y unos segundos después salió a perseguirlos, pero los perdió de vista. Ante esta situación, fue hasta la casa del imprentero para contarle todo a su esposa, pero se encontró con el despliegue de los civiles y el allanamiento ilegal. Esa misma noche desapareció.

Silvina contó que pudieron confirmar que su padre estuvo preso en el Penal de Chimbas. Un gendarme que era compadre de Florentino fue el que lo fusiló en Zonda. El hombre de la fuerza recibió la orden de fusilamiento de parte de los represores Olivera y Malatto, y al sacarles la capucha luego de asesinarlos reconoció al militante de la JP.

El gendarme podría haber sido testigo de la desaparición y muerte del jefe de imprenta de Ingeniería, pero estuvo prófugo en Neuquén, desde donde luego lo trajeron, pero con el paso del tiempo no fue juzgado y falleció sin poder testimoniar.

 ‘En ese tiempo había miedo a que te secuestren, ahora también lo hay por mitos que todavía siguen estando en la gente que sigue teniendo esos prejuicios’, afirmó Silvina de profesión docente, que cuando tiene la oportunidad les habla a sus alumnos de lo terrible que fue la dictadura para nuestro país.

Por su parte, Yanet comentó que: ‘Mi generación no estaba empapada en todo esto, solo los que la sufrimos y luego salimos a buscar nuestra identidad por los seres queridos que desaparecieron. A mí me faltó mi abuelo, mi madre lloraba el día del padre por la forma en que lo perdió. Soy parte de nietos porque tome la posta de apropiarnos de esta parte de la historia de la Argentina’

A Florentino nunca le encontraron un arma, no tenía antecedentes penales. Nunca llegaron a identificar su cuerpo.

 ‘No podemos dejar de lado todo esto porque es una fecha que nos hará reconstruir el futuro de nuestro país’, cerró Silvina.

Yanet afirmó: ‘Es importante esta fecha para replantearse este pedazo de la historia y la identidad de la Argentina’