El terremoto de 1944, uno de los eventos más devastadores en la historia de San Juan, dejó aproximadamente 10.000 víctimas fatales. En el cementerio de la capital, un gran número de esas víctimas fueron enterradas en una fosa común, donde se estima que descansan alrededor de 758 personas que fallecieron durante y después del sismo, según el estudio del sociólogo sanjuanino Juan José Arancibia.

Fosa común del Cementerio de la Capital: un lugar de homenaje y también de olvido

A lo largo del tiempo, la memoria de aquellos trágicos momentos ha quedado fragmentada. Las planillas originales de los muertos, que solían encontrarse en el cementerio, se perdieron con el paso de los años. Solo algunos registros sobrevivieron, y fueron donados al Museo de la Memoria.

La empleada de administración del cementerio, Carolina Cuatropani, dijo que, los libros de registros solo incluyen la cantidad de muertos enterrados, pero con la etiqueta "NN" (No Nombre), lo que refleja la falta de identificación de muchas víctimas." Solo quedaron registrados los nombres de aquellos que murieron en los días posteriores al terremoto en los hospitales". 

Un aspecto que marca aún más la complejidad de la tragedia fue la creación de un crematorio en el mismo cementerio durante esa época. Las víctimas de la catástrofe fueron incineradas, un acto que generó controversia entre los habitantes de San Juan, en su mayoría por razones religiosas. Como consecuencia, surgieron entierros clandestinos, y muchos familiares optaron por sepultar a sus seres queridos en lugares no oficiales del cementerio.

Hoy en día, la fosa común es parte del recorrido de necroturismo que ofrece el Cementerio de la Capital. Sin embargo, no es un lugar muy visitado. Según la administración del lugar, a pesar del esfuerzo por mantener este sitio de homenaje, es poco frecuentada por quienes buscan recordar a sus muertos. 

Además, existe una particularidad en la ubicación del lugar simbólico de la fosa común. La cruz que se encuentra visible no está en el lugar donde realmente descansan los cuerpos. Según la administración del cementerio, el verdadero sitio de descanso está en el fondo del cementerio, y la cruz fue movida por razones estéticas, hacia un área más accesible y visible.