Gero, el joven que vive gracias al corazón de otra persona
A solo 3 meses de haber cumplido 18 años, el muchacho recibió el peor diagnóstico posible. Sin embargo, los milagros ocurren y a partir de este 2024 comenzó a vivir una nueva vida. En esta nota su impactante historia, contada en primera persona.
‘Hay que disfrutar, porque yo perdí mucho tiempo y ahora lo pienso recuperar’, expresa Gero haciendo un balance sobre el 2024 tan complejo y a la vez alegre que vivió. A sus 18 años, su corazón empezó a fallar. Su vida comenzó a apagarse rápidamente, en cuestión de semanas. Pasó de una época de disfrute a pelear para seguir en este mundo. Los médicos le confirmaron que su única chance de seguir viviendo era recibir un trasplante de corazón. Apoyándose en su familia, él nunca se rindió y milagrosamente hoy retomó su vida normal, gracias a la generosidad de otra persona que nunca conoció.
Gerónimo Arruda es un muchacho nacido en Mendoza, que en 2020 se mudó a San Juan con sus familiares. En junio de este año llegó a la mayoría de edad. Tuvo el festejo que se merecía, rodeado de todos los suyos que lo vieron alcanzar sus 18 años. Nadie de los presentes ese día se hubiera imaginado cómo iba a cambiar la vida del muchacho a partir de ese momento.
‘El primer síntoma con el que arranca todo es una insuficiencia respiratoria. Me costaba dormir un poco a la noche y me resultó raro. A la noche siguiente me volvió a costar por el tema de la falta de aire y ahí nos empezamos a preocupar. Luego de varios diagnósticos equivocados, distintos estudios fueron ayudando a saber qué me pasaba. Luego comenzaron los dolores de panza, hasta que en una tomografía nos dimos cuenta de que tenía el corazón agrandado’, expresó.
Gero y sus padres recibieron el más inesperado diagnóstico: su órgano más importante presentaba una miocarditis severa. Él ya había terminado la secundaria y estaba arrancando a cursar la carrera de Administración de Empresas. Cursó tres materias que logró regularizar. Estaba preparando el primer final. La mente del joven estaba centrada en el estudio, en formarse profesionalmente, pero la vida claramente tenía otros planes para él.
‘Al no saber de qué se trataba todo esto, también lo tomé con mucha liviandad, no aceptaba realmente la gravedad del asunto. Estuve en la unidad coronaria del hospital Rawson internado, unos 12 o 13 días, pero me terminaron dando el alta con medicamentos para tratar la insuficiencia cardíaca. Cuando me dieron el alta, en ese momento sentí felicidad, pero ya al llegar a mi casa notamos que no venía muy bien la cosa’, manifestó.
Cuando uno atraviesa una enfermedad y cumple con el tratamiento que le dan los médicos, uno percibe la mejoría. Esto no pasó en ningún momento en el caso de Gero. A pesar de seguir al pie de la letra los pasos a seguir que le dieron los especialistas en cardiología, los síntomas no desaparecían. Su estado de salud iba empeorando velozmente, por lo que debía ser ingresado en el hospital Rawson nuevamente.
‘En la segunda internación fue cuando se confirmó que la única solución era el trasplante. Fue durísimo. Yo lo venía sospechando, pero es diferente cuando viene un doctor a informártelo. Ahí es cuando viene el golpe verdaderamente. Los primeros días fueron muy duros porque no podíamos creer que la única solución fuera esa’, relató.
La aparición del milagro
La familia Arruda tuvo que armar las valijas como en 2020, pero por un motivo mucho más delicado. El destino esta vez era la provincia de Córdoba, precisamente el hospital Italiano, un nosocomio que cuenta con algunos de los mejores profesionales de cardiología del país. A partir de ese momento apareció otro problema en sus vidas. Había una gran cantidad de gastos que tenían que hacer para cubrir las necesidades de Gero y, a su vez, para poder permanecer cerca de él.
Allí fue cuando decidieron hacer público su caso, lo que derivó en una gran campaña que se compartió por toda la República Argentina. La gente no sólo empezó a colaborar con dinero, sino también con miles de mensajes de apoyo y, sobre todo, cadenas de oración.
Estas plegarias finalmente llegaron a buen puerto porque, en cuestión de semanas, ocurrió el milagro: a las 03:00 del 23 de octubre apareció un donante.
‘Fue una noticia muy linda, ya me habían advertido los doctores un poco cómo era el operativo, así que me dijeron que si notaba ciertas cosas es porque se venía la buena noticia. Las empecé a notar de a poquito y al rato vinieron los doctores a confirmármelo. Hubo mucha emoción, les avisaron a mis padres que pudieron pasar para estar conmigo. Después fue cuestión de esperar a que se diera el operativo porque fue un lío muy grande’, contó.
Felicidad y temor: el momento del trasplante
Apenas se confirmó la aparición del nuevo corazón, a Gero lo subieron al quirófano del hospital Italiano. A las 05:20 comenzaron con una intervención que se extendió a lo largo de 5 interminables horas. Por más que en un momento pareció algo imposible de cumplir, el pibe de 18 años ya tenía un corazón nuevo y su cuerpo lo aceptaba, motivado por las ganas inmensas que tenía de seguir viviendo.
‘Antes del trasplante era notoria la falta de fuerza, por ejemplo, a la hora de sentarme en la cama. Resultaba complicado dormir. Me costaba comer, por el tema de la insuficiencia en sí. El hígado funcionaba mal, entonces comía poco y, aun así, a veces no lo digería bien. Era complicado y bastante estresante. Luego del trasplante fueron 3 días, básicamente, donde no sólo estaba muy sensible, sino que eran muy fuertes los síntomas. Tenía muchas cosas conectadas a la vez, tomaba poco líquido y comía sólo gelatina, por ejemplo. Con el paso de los días se fue normalizando todo.’, contó.
El regreso a casa
Gero pasó sin sobresaltos las primeras 96 horas, que eran realmente claves en su recuperación. Él siguió cumpliendo a rajatabla las indicaciones de los médicos con un objetivo entre ceja y ceja: volver a casa para retomar su vida. Luego de 12 días de cuidados postoperatorios, los médicos le avisaron a la familia Arruda que el chico del milagro ya estaba en condiciones de abandonar el hospital Italiano de Córdoba para retornar a su hogar.
‘Estábamos muy felices con mi familia porque, por más que uno pueda estar cómodo en otro lado, nunca es lo mismo que estar en casa. El hecho de volver a ver a mucha familia que no había podido ver por cuestiones obvias, a vecinos, fue muy emocionante, me sentí en casa de nuevo’, recordó entre lágrimas.
El sanjuanino por adopción volvió a ver a sus familiares y amigos, luego de estar 44 días en total en Córdoba. Aquel 4 de noviembre de 2024 quedará para siempre grabado en su memoria como la jornada en la que oficialmente superó la miocarditis y dio el primer paso para retomar la larga vida que le espera.
‘Teniendo en cuenta todas las cosas negativas y positivas que pasaron este año, el hecho de estar acá no es poca cosa, es un balance positivo. Uno se propone siempre aspirar a más, tanto en lo personal como en lo familiar, siempre tratar de estar bien y darle prioridad a la salud. Sobre todo, hay que disfrutar, porque habíamos perdido mucho tiempo y ahora lo podemos recuperar’, reflexionó este joven que, a sus 18 años, verdaderamente comenzó a vivir una nueva vida gracias a que alguien que nunca conoció físicamente tomó la gran decisión de donar órganos.