La emotiva despedida de la mamá de Tomás: "Descubrí que era una persona increíble"
En medio de la profunda tristeza que la atraviesa, Norma recibió una enorme cantidad de amor durante el velorio. A modo de agradecimiento a esa gente, ella decidió contarle todo a Diario 13.
Por la tarde del lunes 6 de enero, las autoridades encontraron a un joven ahogado en la usina de la Electrometalúrgica Andina. Horas después se confirmó que el difunto era Tomás Quevedo Díaz, un joven de 25 años que trabajaba como Uber. Ese mismo día se realizó su sepelio, donde su familia recibió una enorme cantidad de apoyo, algo que sorprendió a su madre: ‘Descubrí que mi hijo era una persona increíble’.
La mamá de Tomás, Norma Díaz, contó a Diario 13 el asombro que le generó lo que sucedió en ese último adiós a su hijo. Allí, por ejemplo, se presentaron muchos jóvenes que coincidieron con él en la Escuela Industrial, cuando cursaba sus estudios secundarios.
‘Él estaba en el club de ciencias y Naciones Unidas, entonces viajaba mucho. Para costear esos viajes y ayudarme, hacía pizzetas y las vendía en la escuela. Llevaba 100 pizzetas todos los días, y por ahí me sabía decir: ‘Mamá, en el primer receso vendí todas'. En esos viajes conoció muchísima gente de Alemania, Chile, Estados Unidos, Canadá, México. De todos esos lados me mandaron mensajes de condolencias', manifestó.
El muchacho solía tener buenas notas en la gran mayoría de las asignaturas. Al tener cierta facilidad para aprender nuevos conceptos, él, de forma desinteresada, se ofrecía para explicarles a sus compañeros. Directamente a algunos llegó a prepararlos antes de algún examen importante.
‘Se me acercaban a saludarme y me decían que Tomás los había ayudado a rendir materias. Una niña me contó que él hablaba con los profesores para que le dieran clases de apoyo a una compañera. Otra me contó que su hija estaba enferma de cáncer, su tratamiento era muy costoso y él organizó una tómbola para que pudieran recaudar fondos’, relató.
Fuera del ámbito educativo, Tomás también demostraba su don de gente. Norma contó que durante el velorio se le acercó un chico que ella no conocía. Esta persona le contó que él se había quedado varado en Media Agua, por lo que comenzó a pedir ayuda y nadie lo asistía.
En ese momento, el difunto pasaba con su moto por allí y no dudó en ayudarlo. Lo subió a su vehículo y lo acercó hasta su casa, ubicada en Rawson, sin pedirle nada a cambio.
‘En tiempos de pandemia, mis vecinos son el 80% personas grandes y muy ajenas a la tecnología; él les hacía los trámites. Les conseguía los permisos para podar, por ejemplo, o los ayudaba a cobrar la jubilación. Un chico perdió a sus papás y no sabía qué hacer, entonces él logró tramitarle una pensión a ese niño’, recordó.
En pocas palabras, este momento tan duro que le tocó atravesar le permitió a Norma conocer una enorme cantidad de buenas acciones que hizo su hijo en vida sin esperar reconocimiento.
‘Fue un sinfín de personas. Me sorprendió cuánto amor sembró. Sus profesoras lo adoraban; una de ellas me contó que habían ido a un comedor de personas a repartir comida y nunca contaba nada, siempre era muy discreto y lo hacía sin esperar nada a cambio. Quería darles las infinitas gracias a los profesores y directivos de la industrial y de la universidad. Gracias a todas las personas que nos acompañaron en este profundo dolor’, sentenció.