En la tarde del jueves se conoció la triste noticia del fallecimiento de Vicente Ávila, músico y poeta cuyo arte trascendió fronteras geográficas y emocionales.

Nacido en San José de Jáchal, Ávila emprendió un viaje que lo llevaría a las tierras de la Patagonia argentina, donde dejaría una huella imborrable. A los 21 años, se estableció en la Comarca Viedma Patagones, en Río Negro, donde junto a otros talentosos artistas formó el grupo Meli Auca, un nombre que resonaría en la historia de la música folclórica argentina.

El éxito de Meli Auca fue rotundo, alcanzando el punto más alto al ganar el primer premio a Mejor Conjunto Vocal en el prestigioso Festival de Cosquín en 1970. Esta victoria no solo les otorgó reconocimiento nacional, sino también el trofeo "Camín Cosquín", símbolo de excelencia en el ámbito musical.

A lo largo de las décadas, Ávila continuó su compromiso con la música y la cultura, siendo parte de grupos emblemáticos como Los Hermanos Ávila en los años `90 y más recientemente, Yumbel, un proyecto que celebraba la diversidad y la riqueza de la cultura indígena a través de sus melodías.

Pero el legado de Ávila va más allá de los escenarios y los aplausos. Su profundo amor por su tierra natal se reflejó en cada una de sus composiciones, regalando a Jáchal sus poesías, dedicadas a los trabajadores, las costumbres y los paisajes del departamento. Su canción "Canto a Ceferino", declarada de interés cultural por la Legislatura rionegrina y el Concejo Deliberante de Viedma en 2019, es solo una muestra del impacto perdurable de su obra.

 Jáchal llora la partida de uno de sus más grandes hijos, el eco de la voz de Vicente Ávila seguirá resonando en cada rincón, recordándonos que el arte verdadero trasciende el tiempo y el espacio, y que su legado perdurará en la memoria y los corazones de quienes lo amaron y admiraron.

Fuente: Actualidad Jachallera