Marcela Oliva, la hija de desaparecidos que lucha por que otros recuperen su identidad
La sanjuanina por adopción contó su historia y la de su familia, reveló cuáles fueron los momentos que la marcaron para decidirse a militar por los Derechos Humanos y contó sobre el trabajo de Red x la Identidad en San Juan.
Se cumplen 49 años del último Golpe de Estado en Argentina y, como cada año, en el país se conmemora el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia. En el marco de un nuevo aniversario del 24 de marzo, Canal 13 entrevistó a Marcela Oliva, quien es hija de detenidos desaparecidos y mienbra de Red x la Identidad, entrevista que fue parte del especial del primer canal de noticias de la provincia.
Marcela contó que sus padres, sus dos hermanas y ella vivían en Morón, Buenos Aires cuando una noche de 1977, miembros de un grupo de tarea se llevaron a su madre, que solo atinó a dejarlas a ellas tres, que eran muy pequeñas, con la vecina, además de dejar escrito en un papel el número de teléfono del trabajo de una de sus cuñadas.
Desde esa noche, la vida de esta familia cambió para siempre. La Dictadura Cívico-Militar destruyó otra familia. Marcela, que tenía cerca de dos años, su hermana apenas mayor y su hermana apenas menor que ella, fueron buscadas en la casa de la vecina por su abuela paterna, quien se las trajo a San Juan, donde las crio como a sus hijas.
A la tragedia de la desaparición y posterior asesinato de sus padres, se le sumó la pérdida de su hermana menor. Llegadas a la provincia, la abuela de Marcela tuvo que hacer operar a la más pequeña de sus nietas por un problema de visión, pero, lamentablemente la bebé falleció.
Años más tarde, Marcela, su hermana y su abuela, a la que siempre llamaron "Mamá", a pesar de que esta nunca les negó su historia, averiguaron que a su padre e hijo lo asesinaron en un centro clandestino. El joven hombre militaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), y había sido desaparecido unos días antes que su compañera.
Las niñas se hicieron jóvenes, creciendo en un ambiente negacionistas que abrazó la provincia, en muchas de sus instituciones. Marcela contó que uno de sus profesores de historia, sin saber que ella era hija de detenidos desaparecidos, al momento de enseñarle a la clase sobre la Dictadura Cívico-Militar aseguró que las personas a las que habían desaparecido "algo habrían hecho" para ser tratados así.
Ese fue uno de los disparadores para, junto a su hermana, decidirse a militar a favor de los Derechos Humanos. Su abuela también fue una de las fundadoras de Madres en la provincia, organización que hace años no funciona en la provincia.
La militancia de esta sanjuanina por adopción la llevó a ser parte de Red x la Identidad San Juan, el nexo con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en la provincia. Esta organización ayuda a recabar datos sobre detenidos desaparecidos y nietos que todavía son buscados.
Sobre este incansable trabajo que lleva adelante esta organización junto a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Marcela comentó: "Lo más importante de estas tareas es la continuidad de esa herida. Muchos dicen ya pasó hace mucho tiempo, pero en realidad no porque todavía hay chicos que no tienen su verdadera identidad. Chicos que en la actualidad tienen 40 años, que todavía tienen dudas sobre su identidad"
Además de resaltar el trabajo de Red por la Identidad y todos los organismos de Derechos Humanos en el país, la hija de detenidos desaparecidos repudió la desfinaciación del Gobierno Nacional a políticas que ayudan a esta lucha. "Actualmente, con todo lo que está pasando a nivel Nación, con sacarle los subsidios a abuelas corre peligro el banco genético. Entonces todo esto lo hace muy difícil, se hace muy difícil que se pueda recuperar la identidad de todas estas personas"
Por último, Marcela se dirigió a los jóvenes, instándolos a seguir averiguando sobre lo que dejó la Dictadura en el país. La profesional ha sido muchas veces invitada a escuelas secundarias donde da una charla sobre políticas de Derechos Humanos y todo el trabajo de Red por la Identidad, donde argumenta por qué no discutir la cifra de 30.000 y adoptar discursos negacionistas.
"Yo siempre arranco estas charlas pidiéndoles a los chicos y chicas que cierren los ojos e imaginen que, a su padre, a su madre, a algunos de sus hermanos, tíos, primos, amigos o cualquier ser querido que ellos tengan, se los llevan de un día para el otro y no los ven más. De esa manera yo elijo comenzar mis charlas para hacerlo generando la empatía", reveló.